No solo se trata de un hito resplandeciente en la historia nacional, sino también un acontecimiento de la época, que animó a los pueblos colonizados y personas oprimidas en todo el mundo a levantarse por la independencia, la democracia y el progreso social.
La victoria de la Revolución de Agosto cristalizó las ardientes tradiciones patrióticas vietnamitas, la inteligencia y la férrea voluntad nacional bajo el genial liderazgo del Partido Comunista de Vietnam y el Presidente Ho Chi Minh, y fue el resultado de los movimientos revolucionarios que estallaron sucesivamente en los 15 años luego de nacer esa organización política.
La hazaña también produjo un viraje trascendental en el proceso de edificación y defensa nacional. Desde entonces, Vietnam entró a una nueva era, la de la independencia nacional asociada al socialismo. Sus ciudadanos pasaron a ser los verdaderos dueños del país y de su destino, comenzando unidos a construir y desarrollar un país cada vez más próspero y poderoso.
La sublevación dejó enormes frutos y lecciones cuyo valor es imperecedero, un sólido fundamento para que la nación continuara alcanzando nuevas victorias. El histórico suceso aportó grandes experiencias en la construcción partidista, la congregación y la promoción de la fuerza del bloque de gran unidad nacional, y el enaltecimiento del espíritu de proactividad, creatividad y resiliencia.
A lo largo de los tramos espinosos de la Revolución, el Partido Comunista de Vietnam mantuvo su liderazgo emitiendo plataformas políticas, lineamientos y programas de acción correctos, creativos y apropiados a las circunstancias de cada período, así como garantizando la firmeza política, la moral y una inquebrantable voluntad de lucha en sus cuadros y militantes. El Levantamiento general de 1945 reunió la fuerza de millones de patriotas en una fuerte oleada que sepultó a las pandillas de invasores y vendepatrias.
Durante los últimos 77 años, el espíritu de aquel otoño ha sido una flama que inspiró al Partido y al pueblo a vencer las adversidades y alcanzar proezas de la era de Ho Chi Minh, entre esas las de expulsar a los colonialistas franceses e imperialistas estadounidenses, reunificar el país y fortificarlo en el camino hacia el socialismo. En cualquier contexto, los ciudadanos confían en el liderazgo del Partido, persisten en el objetivo y el trayecto elegidos, y se proponen realizar la causa de renovación, lo cual ha llevado a logros de significación histórica.
Orgullosos del Otoño Revolucionario y las gloriosas tradiciones, así como agradecidos generación tras generación por los méritos del gran Presidente Ho Chi Minh, el sabio líder de la Revolución, y por las contribuciones de millones de caídos, los vietnamitas se empeñan hoy día en defender el legado de ese alzamiento e incorporar sus valores y lecciones a la construcción y el desarrollo nacional.
Todo el Partido, el pueblo y el ejército trabajan con ahínco para cumplir victoriosamente la Resolución del XIII Congreso Nacional del Partido; fomentar la construcción y la rectificación de la organización y del sistema político; configurar y perfeccionar un Estado de derecho socialista del pueblo, por y para el pueblo, así como resolver las dificultades posteriores a la pandemia de Covid-19, recuperar con prontitud la producción y los negocios, esforzarse por alcanzar resultados cruciales de desarrollo socioeconómico en el año bisagra del mandato 2021-2026 y continuar impulsando a cabalidad la renovación nacional.
Cada cuadro y militante deben valerse de las tradiciones revolucionarias, ser activos en la autocapacitación en cualidades, firmeza política y capacidad profesional, además de desempeñar satisfactoriamente la responsabilidad de dar ejemplo en la vida diaria y el trabajo. Con ello aportarán a la construcción de un Partido fuerte en todos los aspectos, impulsarán entre la sociedad el aprendizaje y el seguimiento del pensamiento, la moral y el estilo de vida de Ho Chi Minh, y consolidarán la fe del pueblo en el Partido y el sistema político.
Mientras, los sectores, las localidades y las instituciones pertinentes necesitan renovarse con dinamismo a fin de mejorar la efectividad operacional de su aparato y el comportamiento de su plantilla y satisfacer las tareas cada vez más exigentes del nuevo período.
Los quehaceres en el futuro cercano y más adelante requieren que todo el Partido, el pueblo y el ejército promuevan la resiliencia y la creatividad para superar los retos y, aprovechando los momentos propicios y su potencial, materializar los objetivos de desarrollo nacional rápido y sostenible. En ese recorrido, las tradiciones revolucionarias serán la raíz de la fuerza con que la nación vietnamita obrará otros milagros y construirá un país cada vez más poderoso.