El documento evalúa el nivel de preparación de las economías de Asia y el Pacífico frente al cambio climático.
La edición 2025 de la "Encuesta Económica y Social de Asia y el Pacífico" de la CESPAP señala que, a pesar de haber sido el motor del 60 por ciento del crecimiento económico mundial el año pasado, algunos países de esta región aún no están preparados para hacer frente a los impactos climáticos ni a los desafíos de la transición hacia un sistema más ecológico.
El informe destaca la compleja relación entre la macroeconomía y el clima, así como los retos que ponen a prueba la resiliencia económica de la región, entre ellos el lento crecimiento de la productividad, el alto riesgo de deuda pública y el aumento de las tensiones comerciales.
Armida Salsiah Alisjahbana, secretaria general adjunta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y secretaria ejecutiva de la CESPAP, afirmó que el aumento de la inestabilidad económica mundial y el creciente riesgo climático no han creado un entorno favorable para los responsables de formular políticas fiscales y monetarias.
Por ello, instó a cada país de la región a adoptar políticas nacionales racionales, así como a fomentar los esfuerzos de cooperación regional para proteger las perspectivas económicas a largo plazo y abordar el cambio climático.
De manera destacada, entre los 30 países analizados en la encuesta, se identificaron 11 naciones como especialmente vulnerables al riesgo climático desde un punto de vista macroeconómico: Afganistán, Camboya, Irán, Kazajistán, Laos, Mongolia, Myanmar, Nepal, Tayikistán, Uzbekistán y Vietnam.
El informe también señala grandes disparidades en la capacidad de respuesta dentro de la región. Mientras que algunos países han movilizado importantes fondos climáticos y adoptado políticas ecológicas, otros enfrentan múltiples retos, incluidos recursos financieros limitados, sistemas financieros más débiles y capacidades restringidas en la gestión de las finanzas públicas.
El informe observa que el crecimiento económico promedio de las economías en desarrollo de la región, aunque sigue siendo relativamente dinámico en comparación con otras partes del mundo, se ha desacelerado al 4,8 por ciento en 2024 desde el 5,2 por ciento en 2023 y el 5,5 por ciento durante los cinco años previos a la pandemia de la Covid-19.
Para garantizar la prosperidad económica a largo plazo, el informe enfatiza la necesidad del apoyo activo del Gobierno en la transformación hacia sectores económicos de mayor productividad y mayor valor agregado.
La región también necesita aprovechar su fuerte competitividad en industrias verdes y cadenas de valor como nuevos motores de crecimiento económico, además de promover una cooperación económica regional integral que sirva a las aspiraciones de desarrollo tanto de los países desarrollados como en desarrollo, señala.