El gobierno ha intensificado la represión de los cigarrillos electrónicos y productos relacionados, abarcando no solo a los contrabandistas y distribuidores, sino también a los consumidores, precisó el funcionario.
Según la Ley de Aduanas del país, el delito de recibir productos de contrabando conlleva una pena de prisión de hasta cinco años y/o una multa equivalente a cuatro veces el precio de los productos, más cualquier impuesto.
Los cigarrillos electrónicos son ilegales en Tailandia, pero esto no ha impedido su venta abierta, incluso en zonas cercanas a escuelas, lo que ha provocado un aumento alarmante del vapeo entre los jóvenes. La reciente hospitalización de adolescentes con daño pulmonar ha llamado aún más la atención sobre el problema.
El porcentaje de usuarios de vapeo entre los tailandeses de 15 a 29 años aumentó del 5,8 por ciento en 2019 al 12,2 por ciento en 2024, según Anukul.
La primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, ordenó recientemente una severa represión de los cigarrillos electrónicos, en particular de los canales de venta en línea.
Anukul Prueksa-anurak afirmó que, en los dos meses transcurridos desde el inicio de la medidas estrictas, las ventas y el número de usuarios de cigarrillos electrónicos habían disminuido en más del 80 por ciento.