Según el corresponsal de la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) en Yakarta, durante su intervención, el líder camboyano recordó con emoción un momento histórico crucial: su llegada a Vietnam en 1977 para solicitar ayuda en la liberación de Camboya del régimen genocida de Pol Pot.
Declaró: “Si Vietnam no nos hubiera apoyado en aquel momento, ningún otro país habría podido derrocar al sangriento régimen de Pol Pot. Debemos proteger esta verdad histórica para evitar que atrocidades semejantes se repitan”.
Hun Sen señaló que, en más de cuatro décadas, han surgido acusaciones contra Vietnam, así como tendencias extremistas que niegan la existencia del genocidio perpetrado por el régimen de los Jemeres Rojos.
En tal contexto, hizo un llamado a preservar la verdad histórica absoluta, subrayando la necesidad de impedir la repetición de crímenes atroces. Destacó el valor duradero de la paz y la importancia de la conciencia histórica para prevenir futuros conflictos.
El año pasado, Camboya conmemoró el 45.º aniversario del derrocamiento del régimen de los Jemeres Rojos (1979–2024). Durante más de tres años de dominio, desde 1975, el régimen encabezado por Pol Pot e Ieng Sary provocó la muerte de más de tres millones de personas inocentes.
En el documental histórico "La travesía por la salvación nacional", Hun Sen compartió que, en aquel entonces, él y muchos camboyanos patriotas consideraban a Vietnam como el único país dispuesto a tenderles la mano.
Vietnam, vecino solidario que había luchado junto a Camboya contra enemigos comunes por la independencia, respondió con espíritu internacionalista sincero y desinteresado.
Tras recibir la solicitud del Frente Unido de Salvación Nacional de Camboya, decenas de miles de oficiales y soldados voluntarios vietnamitas cruzaron la frontera para apoyar a la nación vecina. Este respaldo crucial permitió la derrota del régimen de los Jemeres Rojos el 7 de enero de 1979, salvando a Camboya del genocidio.