Indelebles días de agosto para un combatiente de la ciudadela de Hoang Dieu

“¡Compatriotas, síganme!”. El estruendoso grito fue seguido por una bandera roja con estrella dorada izada en alto. Sin ninguna palabra, todos siguieron al abanderado hacia la calle de Trang Tien, hasta el lago Hoan Kiem y a lo largo de las calles de Hang Ngang y Hang Dao. El flujo de personas llevaba fe en la Revolución y la independencia de la Patria vietnamita.

El veterano revolucionario Le Duc Van. (Fotografía: Nhan Dan)
El veterano revolucionario Le Duc Van. (Fotografía: Nhan Dan)

Pasaron 77 años, pero el recuerdo sobre aquellos heroicos días de agosto no se ha desvanecido en la mente de Le Duc Van, jefe permanente del Comité de Enlace de los soldados del Viet Minh en la ciudadela de Hoang Dieu (actual Hanói, capital vietnamita).

Los muchachos de Salvación nacional de la ciudadela de Hoang Dieu

En una pequeña casa en la calle de Hong Mai, distrito hanoyense de Hai Ba Trung, Le Duc Van, cuyo verdadero nombre es Nguyen Huu Phuc, recibió a los autores de este artículo con un álbum añejado por el tiempo, lleno de fotos en blanco y negro sobre la ebullición de los días a mediados de agosto hace 77 años en que tuvo el honor de sumergirse.

Pese a las dificultades de caminar a la edad de 96, el veterano revolucionario, con lúcida memoria, inició su reminiscencia sobre aquel momento en que la capital se preparaba para un levantamiento general.

La atmósfera del Levantamiento general de hace 77 años aún marca las fotos, manchadas, que atesora el hombre.

En 1944, a los 18 años, Le Duc Van ingresó a las filas del Partido, directamente subordinado a la célula juvenil (de cinco miembros), fruto de una dinámica participación en actividades revolucionarias desde que era estudiante. Junto con más de 20 compañeros de Hanói y órganos centrales, se dedicó a los preparativos para la posteriormente llamada Revolución de Agosto, que tendría lugar solo dentro de un año.

Considerando los requisitos de la época, en la segunda mitad de 1944 fue establecida la Liga juvenil de Salvación nacional de la ciudadela de Hoang Dieu. Sus miembros, principalmente militantes recién admitidos como Duc Van, se encargaban de repartir volantes y hacer llegar las noticias revolucionarias al seno de las masas, amén de organizar mítines y manifestaciones en las oficinas y escuelas para movilizar el apoyo público a la Revolución.

El ente, también conocido como Equipo de Jóvenes Voluntarios de Divulgación de la ciudadela de Hoang Dieu, figura entre los precursores de las fuerzas armadas de Hanói.

El protagonista y sus compañeros.

“Buscábamos formas de acarrear los volantes lo más lejos posible, unas veces los distribuíamos en persona, otras los atábamos flojamente en algún lugar esperando que el viento los esparciera. También organizábamos discursos relámpago en la calle o en áreas concurridas justo a los ojos de la policía. Solían durar solo unos minutos y luego el orador desaparecía dejando una bandera roja con estrella dorada”, evocó.

Todos los miembros de la Liga tenían claro que su trabajo era extremadamente peligroso y de ser atrapados enfrentarían terribles torturas, a veces incluso perderían la vida. Sin embargo, ante el dolor común de la nación, solo pensaban en contribuir al movimiento y al unísono levantarse para tomar el control de gobierno.

Bajo la atenta dirigencia del Partido, el contingente juvenil revolucionario de Hanói creció constantemente. A cerca de un año de su nacimiento, cuando la fase de preparación para el Levantamiento general se había comenzado, la Liga asumió tareas aún mayores. Sus principales miembros empezaron a ser enviados a provincias vecinas para ayudar a la gente a cultivar el movimiento y prepararse para el gran día. Duc Van se quedó en la capital continuando las actividades destinadas a la histórica sublevación.

Un Agosto que nunca se olvida

Una de esas actividades, que resultaron rotundamente exitosas, fue el asalto tendiente a interrumpir el mitin de propaganda del gobierno títere en el Gran Teatro de Ópera de Hanói la tarde del 17 de agosto de 1945.

Tan pronto comenzó la manifestación, los jóvenes combatientes irrumpieron en escena. Desde el ático del Gran Teatro se dejó soltar una bandera roja con estrella dorada. El camarada Tu Trang Anh, un miembro del equipo de salvación nacional, informó a los compatriotas que los japoneses se habían rendido sin condiciones ante los Aliados, y 10 políticas principales del Frente Viet Minh.

Capitalinos en el mitin de la tarde del 17 de agosto de 1945. (Foto de archivo)

“Justo después, el camarada Nguyen Khoa Dieu Hong leyó el llamamiento en apoyo a los compatriotas del Frente Viet Minh en aras de un levantamiento general por conquistar la independencia nacional”, narró emocionado Duc Van.

En ese momento, en la multitud de miles de personas se divisaba una bandera roja con estrella dorada. Los lemas “Derrotar a Japón-Francia”, “Respaldar al Viet Minh” y “Vietnam independiente” caldearon la atmósfera. Un joven compañero con la bandera en alto gritó: “¡Compatriotas, síganme!”. Sin vacilar, todos lo siguieron por la calle de Trang Tien, el lago Hoan Kiem y a lo largo de las calles de Hang Ngang y Hang Dao, portando en sí la fe en la Revolución y la independencia de la Patria vietnamita.

Aunque han pasado 77 años, los días otoñales de aquel agosto siguen intactos en la mente del combatiente de la ciudadela de Hoang Dieu Le Duc Van.

“El ambiente era como un dique roto. Todos habían sufrido tanto el yugo del antiguo régimen que decidieron levantarse. Marchamos cruzando el Palacio del Gobernador General, donde se acantonaba el Mando del Ejército Japonés. Al llegar a la calle de Cua Nam, la multitud se dividió en grupos pequeños dirigidos a todas partes de la ciudad. La marcha duró hasta el oscurecer con decenas de miles de participantes”, relató.

Al notar que el momento era el adecuado, la noche del mismo día se convocó en la aldea local de Dich Vong una reunión ampliada del Comité Militar Revolucionario de Hanói y el Comité municipal del Partido, en la cual se decidió que el alzamiento sería el 19 de agosto.

Tras analizar la situación, los asistentes acordaron empezar la insurrección con un masivo mitin a las 11 de la mañana del día 19 y luego convertirlo en una demostración apoyada por las fuerzas armadas, aprovechando la presión de las masas para apoderarse de la sede del gobierno títere pro japonés y establecer uno revolucionario.

A Duc Van se le había encomendado organizar el levantamiento en el área suburbana y luego regresar a las actividades en el centro de la ciudad.

Según lo planeado, en la madrugada del 19 de agosto de 1945, las fuerzas revolucionarias en los suburbios realizaron mítines en los cuales anunciaron derrocar el entonces gobierno y fundar el gobierno popular revolucionario provisional, requisaron sellos y papeleo, y divulgaron políticas del Frente Viet Minh y la lucha contra el hambre y las inundaciones.

El levantamiento para tomar el poder en las afueras de la capital fue completamente exitoso y los lugareños afluyeron a la zona urbana para sumarse a la gran operación.

Los hanoyenses en el mitin frente a la Ópera de la Ciudad el día del Levantamiento General. (Foto: VNA)

A las 11, más de 200 mil personas se reunieron en el Gran Teatro de la Ópera. Luego de pronunciado el llamado a la insurrección, el mitin se convirtió en una manifestación armada por la toma de control de gobierno.

“El Frente Viet Minh asignó a una delegación negociar directamente con los japoneses en su cuartel general. Las negociaciones fueron difíciles y complicadas, pero ante nuestra perspicacia e ingenio, tuvieron que aceptar no tomar acciones ni interferir en los asuntos del Viet Minh y reconocer el gobierno revolucionario. En cambio, se garantizó la seguridad. La tarde del 19 de agosto de 1945, los órganos clave del gobierno títere cayeron en manos de las fuerzas revolucionarias, y el Viet Minh se adueñó de la ciudad”, rememoró.

Transcurridos 77 años, tales heroicos recuerdos siguen vivos en la mente del antiguo voluntario. En retrospectiva, compartió: “Siempre pensábamos que era la responsabilidad de la juventud contribuir a la independencia de la Patria. A ninguno de nosotros nos importan los privilegios o títulos, sino que tratamos por todos los medios de cumplir las tareas encomendadas”.