The Dat, experto en automóviles y motocicletas de la revista del Ministerio de Finanzas, señaló que esta medida impactará en las estrategias de producción, distribución y consumo en dos etapas: corto plazo (2025-2028) y largo plazo (después de 2028).
En el corto plazo, fabricantes como VinFast, que ya invierten en vehículos eléctricos, tendrán ventaja frente a marcas tradicionales como Honda y Yamaha, que enfrentan retos para adaptarse y riesgos de exceso de inventario.
Los concesionarios de vehículos a gasolina probablemente aumentarán promociones para liquidar stock, mientras que la distribución de vehículos eléctricos se expandirá en grandes urbes como Hanói y Ciudad Ho Chi Minh.
Los consumidores en Hanói podrían retrasar compras, esperando modelos eléctricos más accesibles o apoyos gubernamentales, aunque la falta de infraestructura de carga y el costo elevado limitan la adopción inmediata.
A largo plazo, con la ampliación de la prohibición al Anillo 2 y 3, el mercado se transformará hacia vehículos eléctricos, donde las empresas que no se adapten podrían perder terreno o salir del país.
La infraestructura y red de servicios también cambiarán para dar soporte a estos vehículos, aunque en zonas rurales los vehículos a gasolina continuarán circulando hasta la prohibición nacional en 2040.
El principal desafío es la insuficiente infraestructura de carga, junto con el alto costo y la complejidad del reciclaje de baterías. Además, el precio de los vehículos eléctricos sigue siendo una barrera para muchos consumidores.
Para acelerar la transición, el Gobierno ha lanzado una serie de medidas para fomentar el uso de vehículos eléctricos, incluyendo la reducción de impuestos y subsidios directos para la compra, especialmente de motos eléctricas. También se ofrecen créditos preferenciales para personas de ingresos medios y bajos, y apoyo financiero a empresas de transporte para renovar sus flotas.
Según el experto, estas políticas, si se aplican de forma coordinada, podrían facilitar el acceso a la movilidad eléctrica y reducir barreras económicas, sobre todo en sectores vulnerables. A su vez, el desarrollo de autobuses eléctricos y sistemas de metro refuerza la necesidad de una red de transporte público más integrada.
Finalmente, se espera una ola de venta anticipada de vehículos a gasolina antes del 2026, con traslado a zonas no restringidas, mercados secundarios o exportación, además de reciclaje y adaptación para usos internos, siempre que se establezcan sistemas adecuados para evitar contaminación.