Como nodo de la Red de Tecnología del Transporte y de Infraestructura Inteligente, la Universidad de Transporte y Comunicaciones recibió 24 informes científicos de expertos, gestores y empresas de Vietnam, Francia, Corea del Sur, China y otras entidades, orientados a resolver el desafío del desarrollo ferroviario de alta velocidad.
La experiencia internacional muestra distintos enfoques: Japón, pionero con el Shinkansen desde 1964, tuvo éxito gracias a la gestión centralizada, la separación infraestructura–operación y el desarrollo urbano orientado al transporte (TOD).
Corea del Sur aplicó eficazmente el modelo de asociación público-privada (PPP) en el proyecto Tren Súper Rápido (SRT), donde el Estado apoyó la infraestructura y las empresas privadas operaron, cobraron tarifas y compartieron riesgos de manera transparente. China priorizó la inversión pública, logrando una red de 47.000 km en 2024, y a la vez incentivó al sector privado en la producción de equipos y en líneas locales. En Europa, Alemania enfatiza la evaluación socioambiental y autoriza a múltiples operadores privados a competir, mientras Francia invierte en infraestructura y desde 2021 abrió la explotación a la competencia.
Según Nguyen Hong Thai, jefe del Departamento de Transporte y Economía de la Universidad de Transporte y Comunicaciones, estas experiencias ofrecen lecciones valiosas: de Japón, la seguridad, la fiabilidad y el desarrollo TOD; de Corea del Sur, el modelo PPP con reparto claro de riesgos; de China, la inversión estatal en la fase inicial y la apertura posterior al sector privado; de Alemania y Francia, la asociación público-privada transparente que mejora el servicio.
Destacó que el Gobierno de Vietnam debe ser a la vez “creador institucional” y “garante de riesgos”, generando un entorno estable y atractivo para los inversionistas.
Para avanzar en tecnologías estratégicas aplicadas al tren de alta velocidad, se requiere la implicación activa de autoridades, universidades y empresas. Tran Nam Tu, subdirector del Departamento de Ciencia, Tecnología e Información del Ministerio de Educación y Formación, compartió experiencias sobre el modelo de cooperación de “tres actores”: en Estados Unidos, de tipo Bottom-up (universidades y empresas proponen iniciativas), mientras en Corea del Sur y Japón predomina el Top-down (el Estado marca la estrategia). Japón incluso amplía la participación comunitaria, creando un vínculo más amplio y sostenible.
Por su parte, Nguyen Van Hung, rector de la Universidad de Transporte y Comunicaciones, presentó la iniciativa de ampliar el modelo de “tres actores” a “cinco partes”: Estado, universidad y empresa, junto con entidades de transferencia tecnológica y beneficiarios (localidades, organizaciones sociales, comunidades).
Este esquema constituye un pilar para desarrollar recursos humanos de alta calidad y tecnologías estratégicas nacionales, en el que el Estado desempeña el papel de creador, la empresa actúa como motor del mercado y la universidad como fuente de conocimiento y talento.