Tras fracasar en su intento de alcanzar las semifinales, Tailandia y Malasia afrontaron el partido por el tercer puesto con una sensación de urgencia.
Como era de esperar, ambos equipos salieron al ataque desde el saque inicial, creando numerosas ocasiones de peligro ante la portería rival, pero sin lograr aprovecharlas para abrir el marcador.
En la segunda parte, los delanteros siguieron jugando con imprecisiones y fueron incapaces de batir al guardameta rival, lo que obligó a los dos equipos a recurrir a los penales, donde Malasia falló dos veces y Tailandia una.