Esta fue la valoración del periodista Roberto Molina de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina con sede central en Cuba, en una entrevista concedida a corresponsales de la VNA con motivo del 80º aniversario de la Revolución de Agosto (19 de agosto) y el Día Nacional de Vietnam (2 de septiembre).
El periodista cubano expresó su admiración por Vietnam como un país con una historia milenaria, marcada por las luchas de pueblos y naciones por la independencia y la libertad, que durante siglos tuvo que enfrentarse a los invasores chinos y mongoles, y más recientemente a los colonialistas franceses, los fascistas japoneses y los imperialistas estadounidenses.
Pero sin lugar a dudas, todo el movimiento nacional y popular que fraguó la Revolución de Agosto de 1945 constituye la cúspide de esas grandiosas batallas, dijo.
Bajo la guía del Partido Comunista Indochino y en estrecha unión con todos los sectores influyentes del pueblo vietnamita- obreros, campesinos, intelectuales, organizaciones sociales- se hizo posible lo que ni los más avezados analistas de los colonialistas franceses y los ocupantes nipones pudieron imaginar: la creación del Viet Minh que condujo la lucha hasta la derrota de los ocupantes y el nacimiento de República Democrática de Vietnam, destacó.
Desde entonces el nombre de Vietnam estuvo en la mente y los corazones de los pueblos libres y oprimidos, como ejemplo vivo y perdurable de que Sí, se puede… y sirvió de inspiración a las luchas por la independencia en Asia, África y América Latina, comentó.
Según Roberto Molina, la sabiduría del padre de la Patria libre, Ho Chi Minh, y sus colaboradores más cercanos condujo a la proclamación de la independencia el 2 de septiembre de 1945 y nació el primer Estado nacional, democrático y popular en el Sudeste asiático para iniciar desde entonces la epopeya de construir un país libre y próspero.
Esa tarea colosal precisaba primero de la lucha nacional y de desplazar a los ocupantes franceses, envalentonados por el apoyo económico y militar de Estados Unidos, que se aprestaba a intentar frustrar la naciente república vietnamita al desplegar barcos de guerra y tropas en el sur del país, resaltó.
La derrota definitiva de los franceses en Dien Bien Phu, gracias al ingenio militar del general Vo Nguyen Giap, abrió el camino hacia la consolidación del nuevo Estado vietnamita, rememoró con emoción.
La inserción de Estados Unidos en el sur, violando todos los acuerdos internacionales para garantizar la soberanía total de Vietnam, inició una nueva etapa de lucha armada que culminó con la derrota más humillante del mayor poderío militar del mundo, cuando ante el empuje del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, el inolvidable 30 de abril de 1975 en Saigón, hoy con toda justicia llamada Ciudad Ho Chi Minh, se abrió el sendero para la reunificación, la reconstrucción y el desarrollo del país, significó el reportero.
El periodista cubano acotó además que en su testamento político de 1969, el Tío Ho vaticinó: Derrotados los yanquis, construiremos una Patria diez veces más hermosa. Honrando el compromiso con el padre de la Patria, los vietnamitas han conseguido en un tiempo histórico relativamente corto colocar al país en la lista mundial de los escasos Estados del mundo que superaron los mayores escollos, penurias y dificultades internas y externas con relevantes éxitos socioeconómicos y de política internacional, elogió.
La inquebrantable unidad nacional es artífice de los avances exhibidos hoy para sacar de la miseria y el hambre a todo un pueblo y alcanzar cotas inimaginables en la producción y exportación de alimentos, avances tecnológicos, crecimiento industrial, pleno desarrollo de infraestructuras modernas, altos valores culturales, artísticos, arquitectónicos y un liderazgo creciente e indiscutible en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), así como su alto prestigio en la arena internacional, enfatizó.
Todo ello se debe a la sabiduría, inteligencia y mano firme en el timón conductor del Partido Comunista de Vietnam, las nuevas generaciones de líderes políticos, administrativos, científicos, la cultura de trabajo de cada uno de sus habitantes y la fidelidad inquebrantable a la vida y obra del inmenso Ho Chi Minh, concluyó.