El premier subrayó que, gracias al compromiso del Gobierno y la colaboración de las localidades, la red de transporte de la región ha dado un salto impresionante, pasando de ser una zona rezagada a un polo de inversión acelerada. Entre 2021 y 2025, el Delta del Mekong está ejecutando 10 proyectos de autopistas que suman 432 kilómetros, con la meta de alcanzar 600 kilómetros para finales del período.
Proyectos clave como las autopistas Can Tho-Ca Mau, Chau Doc-Soc Trang y My An-Cao Lanh, junto con puentes y tramos complementarios, estarán listos entre 2025 y 2027. Además, se avanza en la preparación de los ferrocarriles Ciudad Ho Chi Minh-Can Tho y Can Tho-Ca Mau, cuya construcción está prevista para el lapso 2027-2028.
En el ámbito aéreo, la región cuenta con cuatro aeropuertos (Can Tho, Ca Mau, Rach Gia y Phu Quoc), y el Gobierno ha ordenado su ampliación y mejor conexión. También se está fortaleciendo el sistema de puertos marítimos y vías navegables, con 12 puertos marítimos y proyectos logísticos interprovinciales en marcha.
El primer ministro exigió cumplir tres principios clave: mantener el ritmo, garantizar la calidad y respetar el presupuesto. Además, enfatizó “tres sí y dos no”: beneficios para el Estado, la ciudadanía y las empresas, sin corrupción ni despilfarro. También destacó la importancia de coordinar recursos como materiales, capital y tecnología.
El éxito, señaló, radica en la unidad del sistema político y la proactividad de provincias como Dong Thap, Ben Tre y An Giang, que han agilizado procesos, asegurado materiales y acelerado proyectos.
Con el espíritu audaz de la Gran Victoria de la Primavera de 1975, Pham Minh Chinh instó a desarrollar la infraestructura de transporte “más rápido y con mayor valentía”. La meta es que, para 2030, el Delta del Mekong cuente con al menos mil 300 kilómetros de autopistas, superando con casi 100 kilómetros lo planificado.
Más allá del transporte, el Gobierno seguirá impulsando proyectos para combatir el hundimiento del suelo, los deslizamientos, las sequías y la salinidad, además de invertir en educación, salud y otros sectores clave para transformar el Delta del Mekong en una región próspera, donde nadie se quede atrás.