Las murallas de la Patria en Truong Sa

Las murallas de la Patria en Truong Sa

En el archipiélago de Truong Sa, cada ladrillo y cada pieza de cerámica son un símbolo de la soberanía de la Patria. Los ladrillos rojos con el escudo nacional de Vietnam sirven de base para todas las construcciones. Las piezas de cerámica decorativas están cocidas con tierra de la madre patria, que atravesó tormentas y mares hasta llegar a las islas, convirtiéndose en el alma de la historia y la cultura del país indochino en medio del océano.

Tal vez en las construcciones de tierra firme rara vez nos fijamos en los ladrillos. Pero en Truong Sa, cada uno es un recordatorio de la determinación de defender la Patria y reafirmar la sagrada soberanía de Vietnam. Por eso, cada ladrillo rojo lleva el símbolo del escudo nacional.

Los ladrillos en Truong Sa grabados con el escudo nacional tienen un diseño y material muy especiales.

Los ladrillos en Truong Sa grabados con el escudo nacional tienen un diseño y material muy especiales.

Diseñados específicamente para las construcciones en el archipiélago de Truong Sa, estos ladrillos conjugan técnica de construcción, sentimientos y orgullo nacional. Por ello, los ladrillos de Truong Sa resultan fascinantes. Nada puede ser más sencillo y, al mismo tiempo, más sólido.

En cada ladrillo está el cálculo de la técnica, pero, sobre todo, el afecto que la tierra firme envía a Truong Sa con ardor y sin vacilar jamás.

Durante el proceso de construcción, el escudo nacional grabado sobre los ladrillos se mantiene intacto.

Durante el proceso de construcción, el escudo nacional grabado sobre los ladrillos se mantiene intacto.

Los ladrillos y otros materiales de construcción fueron transportados desde tierra firme, atravesando tormentas y mares, hasta llegar a las islas lejanas donde se edificaron las pagodas de Song Tu Tay, de Linh Son, de Sinh Ton, de Truong Sa y de Da Tay. Todas ellas son imponentes, pero también acogedoras, con sus paredes de ladrillos rojos.

Bajo el sol abrasador de Truong Sa, al tocar las paredes de ladrillos rojos, muchos recuerdan que el presidente Ho Chi Minh se abrigaba con un ladrillo caliente en medio del frío de una tierra extranjera, en un pequeño cuarto. Ese ladrillo calentó el gran sueño que permitió al líder vietnamita encontrar el camino para salvar la patria y conseguir la independencia de la nación. Ese ladrillo, en tierras lejanas y en un frío gélido, contenía el calor de la fe, del fuego patriótico que nunca se apaga.

El escudo nacional queda grabado en las paredes de ladrillo rojo.

El escudo nacional queda grabado en las paredes de ladrillo rojo.

Hoy día, en medio de Truong Sa, inmersos en el sol y el viento, hay innumerables ladrillos grabados con el escudo nacional que adornan de forma silenciosa pero firme cada pared de las pagodas, las construcciones civiles y las construcciones de defensa. No solo alimentan la fe, sino que también resisten las tormentas y sostienen los sentimientos y recuerdos hacia la tierra firme, y levantan las murallas de la patria en medio del mar.

Conmovidos al sostener un ladrillo cocido con la tierra madre.

Conmovidos al sostener un ladrillo cocido con la tierra madre.

En el mar, la imagen de los ladrillos rojos resulta muy familiar y cercana. Quienes visitan la isla se detienen un buen rato en cubierta, mirando atrás la silueta de la pagoda que brilla bajo el sol de la mañana y la pared de ladrillos rojos que resplandece en el cielo azul.

Los corazones albergan la firme confianza de que, pese al paso del tiempo, estos ladrillos seguirán siendo un símbolo eterno del patriotismo más profundo y silencioso.

Mural de cerámica en la isla Truong Sa

Mural de cerámica en la isla Truong Sa

Junto con los ladrillos, las obras de arte en cerámica de la isla de Truong Sa se distinguen por su viveza y carga emotiva. La bandera nacional de Vietnam, embaldosada a partir de miles de piezas de cerámica esmaltada en rojo, tiene un tamaño monumental de 12 por 20 metros y se yergue majestuosa en el centro de la isla. Esta obra artística es también una declaración de soberanía vietnamita en un lugar donde las olas y los vientos son más tempestuosos.

Los murales de cerámica destacan la unidad entre ejército y pueblo.

Los murales de cerámica destacan la unidad entre ejército y pueblo.

En la isla de Truong Sa también hay cuatro grandes murales embaldosados que transmiten un profundo legado cultural y reflejan la historia, el ser humano y las aspiraciones de paz de nuestra nación. Cada losa de cerámica, esmaltada con técnicas tradicionales, se dispuso hábilmente para formar las imágenes del Tío Ho, de los soldados de la marina, de los pescadores que se aferran al mar y de los niños de las lejanas islas.

El Tío Ho con los niños.

El Tío Ho con los niños.

Esta obra de arte en cerámica fue realizada por iniciativa de la artista Nguyen Thu Thuy, autora también del mural de mosaico cerámico alusivo a la milenaria Thang Long-Hanói. La presencia de esta obra en una remota isla reafirma la continuidad de un proyecto que lleva la huella de la cultura vietnamita y refleja el amor y el profundo orgullo que han llegado hasta allí.

Hitos históricos de la soberanía sobre el mar y las islas de la Patria inscritos en el fondo cerámico.

Hitos históricos de la soberanía sobre el mar y las islas de la Patria inscritos en el fondo cerámico.

Rodeadas por el sol y el viento, las obras embaldosadas de cerámica parecen desafiar las adversidades, brillando como flores y jade bajo la luz del amanecer y del atardecer. Cada mañana, al limpiar la pagoda, los monjes acarician en silencio sus paredes de ladrillo rojo. Un monje comentó una vez a un visitante: "Esta pared de ladrillo es como la carne del continente. Al tocarla, sientes que el corazón se serena y que la patria no está lejos...".

El mapa de Vietnam plasmado en cerámica.

El mapa de Vietnam plasmado en cerámica.

Durante sus descansos tras largos turnos de guardia, los soldados de la isla suelen sentarse junto a la pared de ladrillos donde se encuentra el emblema nacional. Sacan del bolsillo una pequeña libreta y escriben en su diario. Para ellos, esa pared es también un refugio espiritual. Un soldado de Truong Sa contó: "Cada vez que echo de menos mi patria, me siento junto a la pared de ladrillos; a veces contemplo los murales de cerámica y me digo que estoy apoyado en la Patria. Aquí también está mi hogar...".

Imágenes de soldados de la Marina y gaviotas.

Imágenes de soldados de la Marina y gaviotas.

Los pequeños ciudadanos, nacidos y criados entre las olas y el viento del mar, se divierten junto a los coloridos murales de cerámica. Una niña, sentada en clase junto a una resplandeciente bandera roja de cerámica, apuntaba hacia un mural y decía: "¡Este es nuestro querido Tío Ho! ¡Este es nuestro mar y nuestras islas!". Para ellos, cada ladrillo y cada pieza de cerámica son como la primera lección de vida que les enseña a amar su Patria a través de las imágenes más familiares.

Para los soldados y habitantes de la isla Truong Sa, estas obras están llenas de fe y esperanza.

Para los soldados y habitantes de la isla Truong Sa, estas obras están llenas de fe y esperanza.

Los ladrillos y la cerámica, horneados a partir de la tierra madre, encierran en su firmeza y silencio los latidos de corazones al unísono, haciendo que cada paso sea más firme y que cada reflexión encuentre un refugio. Tocar los ladrillos y la cerámica de Truong Sa es como tocar la historia y el amor a la patria, forjados en el fuego sagrado y la fe eterna.

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