Entre ellos, varias obras establecen récords por su rápida ejecución; algunas movilizan capitales de varios miles de millones de dólares y otras están llamadas a convertirse en símbolos de un Vietnam en pleno desarrollo. Todos han sido realizados por empresas privadas nacionales.
El inicio de la economía cooperativa hasta la actual comunidad de casi un millón de empresas, es reflejo de un recorrido de 80 años marcado por las dificultades, pero también por la resiliencia y el auge de la economía vietnamita.
El profesor y doctor en ciencias Vo Dai Luoc, exdirector del Instituto de Economía Mundial y uno de los pocos expertos que ha asesorado a numerosos dirigentes del Partido y del Gobierno, recordó: “Tras la independencia y hasta la reunificación del país, e incluso antes del VI Congreso Nacional del Partido en 1986, la producción y la distribución estaban totalmente planificadas. La economía estatal y las empresas públicas representaban más del 90 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el resto correspondía a las cooperativas y los hogares. El comercio interior y exterior estaban estrictamente controlados. Los habitantes urbanos recibían cupones de racionamiento para arroz, carne y productos básicos.”
Este sistema planificado prolongado tuvo como consecuencia una ineficiencia generalizada. El Estado, comprando caro y redistribuyendo barato, generó un déficit presupuestario financiado mediante la impresión de dinero. El resultado: una inflación galopante que alcanzó más del 700 por ciento en 1986 y se mantuvo en tres cifras hasta principios de los años 90. En enero de 1989 aún rondaba el 8–9 por ciento mensual.
Aunque el VI Congreso Nacional del Partido en 1986 inició los cambios, fue en 1989 cuando la lucha contra la inflación se intensificó: instauración de tasas de interés reales positivas (superiores a la inflación), liberalización del comercio interno y apertura a los intercambios exteriores. Estas medidas permitieron dinamizar la circulación de mercancías. De una economía marcada por la escasez, el país pasó a la abundancia. La inflación anual cayó así al 37 por ciento en 1989, frente al 40 por ciento previsto para 1990.
Para la economista Pham Chi Lan, un hito clave se alcanzó en 1999 con la promulgación de la Ley de Empresas, que abrió una nueva era al consagrar la libertad de emprender.
“Fue un avance decisivo. En dos años, el número de empresas privadas creadas superó al de los diez años anteriores. La crisis financiera asiática de 1997 demostró que la resiliencia de Vietnam provenía de sus propias fuerzas internas. A partir del año 2000, el país realmente despegó. Hoy contamos con casi un millón de empresas y más de cinco millones de hogares comerciantes”, analizó.
Los productos vietnamitas están hoy presentes en todos los continentes. El país se ha convertido en un gran exportador de productos agrícolas, así como de equipos industriales. Varios grupos privados se han situado en los rankings regionales y mundiales, como Vingroup, Viettel, Vinamilk, Vietjet, Masan y Thaco.
La Resolución 68 del Buró Político marcó una nueva etapa al reconocer a la economía privada como “motor importante” del crecimiento nacional, una visión mucho más consistente que el mero reconocimiento de la economía multisectorial de décadas anteriores. A continuación, el primer ministro se reunió con los grandes grupos privados y les confió proyectos estratégicos, como la futura línea ferroviaria de alta velocidad Norte-Sur.

Impulsan proyecto del tren de alta velocidad Norte-Sur en Vietnam con soluciones tecnológicas avanzadas del Grupo 3M
Según los observadores, esta evolución ilustra un cambio fundamental: el Estado confía ahora a las empresas privadas para llevar a cabo proyectos de envergadura.
En un contexto en que numerosos grupos vietnamitas invierten en la economía verde, circular o digital, y donde el ecosistema de start-ups está en plena expansión, esta dinámica abre el camino a un desarrollo aún más vigoroso de Vietnam en los próximos años.