Desde hace tiempo, la urdimbre y la trama forman parte de la vida cotidiana en Teng, aunque la fama del brocado fabricado allí en determinados momentos cayó en el olvido ante las preocupaciones por las cosechas y otras actividades agrícolas de los aldeanos.
No obstante, todavía hay personas que se dedican día y noche a “conservar el color” del tejido tradicional de su comunidad étnica. El Comité Popular de Quang Ngai también ha abierto clases para enseñar el oficio, ayudando a reducir el riesgo de que desaparezca ese patrimonio y aumentar la calidad de vida de la gente local.
La señora Pham Thi Trieu, una residente local, dijo que ahora las mujeres y muchachas en Teng cada día tejen prendas de brocado tanto para sí mismas como para los hombres. Los compatriotas H’re las llevan en todas sus festividades tradicionales, considerándolas un orgullo de la etnia.
Pham Thi Sinh, vendedora de esos productos, comentó que el oficio de brocado de su aldea se está recuperando, y hay un mayor interés de los visitantes nacionales y extranjeros en este.
Para tener una falda típica de los H’re, ‘kàtu’ en el idioma del grupo, un artesano tarda de dos a tres días. Cada una se vende a un precio de 13 a 15 dólares, cantidad que resulta hoy en día asequible para los compatriotas en dicha región montañosa por su calidad de vida elevada.
El vicepresidente del Comité Popular de Ba To, Lu Dinh Tich, informó que en los próximos tiempos Quang Ngai orientará el progreso de esa aldea de oficio tradicional en asociación con el desarrollo turístico para preservar la identidad cultural de los H’re y a la vez impulsar la economía local.