El tifón Trami empezó a sacudir a Filipinas el 24 de octubre, siendo una de las tormentas más letales en el país del Sudeste Asiático este año.
Según datos de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres de Filipinas, la tormenta forzó a alrededor de 560 mil personas a evacuar y dejó al menos 36 personas desaparecidas. Además, sumergió cientos de aldeas en el norte de Filipinas, afectando a más de 5,7 millones de personas en 16 regiones.
Los daños en infraestructura se estiman en unos 14 millones de dólares, mientras que las pérdidas en agricultura alcanzan los 24,5 millones de dólares. Las autoridades filipinas han declarado el estado de desastre en 84 ciudades y municipios.
En la región de Bicol se registraron 38 fallecidos, mientras que en la provincia de Camarines Sur, varias personas quedaron atrapadas en los techos de sus casas debido a las inundaciones. Asimismo, el número de víctimas mortales en Batangas, al sur de Manila, aumentó a 55 personas.
La Oficina de Defensa Civil de Filipinas, dependiente del Ministerio de Defensa del país, ha señalado que la cifra de muertos podría seguir aumentando en los próximos días a medida que los equipos de rescate logren acceder a las zonas aisladas.
Cada año, alrededor de 20 tifones importantes azotan Filipinas o las áreas marítimas cercanas, causando daños considerables a viviendas e infraestructura y cobrando la vida de muchas personas. Estudios recientes sugieren que el cambio climático está provocando que los tifones en la región Asia-Pacífico se formen más cerca de la costa, se intensifiquen rápidamente y permanezcan más tiempo sobre tierra.
El 27 de octubre por la tarde, el tifón Trami entró en territorio vietnamita, alcanzando las provincias y ciudades centrales, debilitándose luego a depresión tropical. Los vientos máximos en el centro de la depresión tropical alcanzan una velocidad de 50 a 61 km/h, con ráfagas de hasta nivel 9, y se mueve hacia el suroeste a una velocidad de aproximadamente 5 km/h.