Según un artículo de la Agencia Vietnamita de Noticias, junto con el Teatro de Ópera de Hanói y el Museo de Historia, el viaducto, con características únicas de la arquitectura francesa, se ha convertido en un símbolo cultural de la capital milenaria.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el puente de Long Bien era una estructura metálica masiva del Sudeste Asiático. Este es el primer viaducto arterial que conecta las dos orillas del río Rojo en la capital vietnamita. Long Bien tiene 19 tramos de puentes colocados sobre 20 pilas, diseñado con un solo carril en el medio, flanqueado por dos carriles para bicicletas y peatones.
Con tal estructura, Long Bien era, en aquel momento, uno de los cuatro puentes de acero más grandes del mundo y el mayor del Lejano Oriente.
El arquitecto Manh Ha dijo: “Esta es una obra arquitectónica muy especial de Hanói porque está construida de acero con una longitud de casi tres kilómetros, que cruza el río Rojo y conecta el distrito de Long Bien con el de Hoan Kiem. Ha desempeñado un papel importante en la vida de los capitalinos durante más de un siglo”.
Long Bien se mantuvo firme junto con los hanoyenses en la resistencia antifrancesa y en medio de los criminales ataques aéreos estadounidenses. Es el testimonio de la historia de la capital. En los gloriosos días del otoño de 1954, por Long Bien arribaron tropas libertadoras a Hanói. Y también ese año, el viaducto testimonió la retirada de los últimos colonialistas franceses.
También desde este puente dispararon cañones que derribaron aviones norteamericanos, en la resonante batalla llamada “Dien Bien Phu en el aire”, en el invierno de 1972. Durante aquellos días difíciles, fue bombardeado 14 veces, con nueve vigas destruidas y cuatro pilares gravemente afectados. Una vez partido o averiado algún tirante, lo repararon de inmediato para garantizar el fluido del transporte.
Pham Van Ai, un ingeniero que participó en la reparación de la obra durante los años de la guerra, recordó: “La viga principal del puente de Long Bien pesa más de 900 toneladas, mientras que las otras dos laterales pesan cada una más de 250 toneladas, por lo que las tres suman unas mil 600 toneladas. Entonces tuvimos que reconectar las uniones principales del puente, luego empezamos a reparar la vía para dejar pasar el tren.
En la actualidad, Hanói dispone de otros puentes modernos que cruzan el río Rojo. Long Bien ha cumplido su misión de transporte arterial, pero sus valores culturales cobran más fuerza. Lejos de pasar al olvido, se ha convertido en un punto de cita, especialmente para los jóvenes.
Los sonidos e imágenes del puente están grabados en la memoria de muchos habitantes locales, entre ellos, Tran Lam, quien confesó: “Este puente se ha vinculado con mi vida desde que era un niño hasta ahora que tengo 60 años. Los días que estoy cansado o por el clima no cruzo el puente, lo extraño mucho”.
Pese a los altibajos históricos y el transcurso del tiempo, el puente sigue siendo una arquitectura única de la ciudad. En 2009 y 2010, se llevaron a cabo con éxito las dos ediciones del Festival del Puente de Long Bien. En ese momento, se convirtió en una zona de paseo, un espacio de exposición que atendía a un gran número de habitantes y visitantes internacionales. Una turista internacional compartió: “Es muy interesante caminar sobre el puente de Long Bien. Los visitantes también pueden andar en bicicleta o moto para cruzarlo. Este es un lugar muy atractivo de Hanói”.
Cada año, el gobierno municipal dedica una cierta cantidad de presupuesto para la remodelación del puente de Long Bien. El Departamento de Ferrocarriles de Vietnam ha planeado desplegar un proyecto maestro para reparar esta obra, que se prevé llevarse a cabo en 2023.
Han transcurrido 120 años, el puente de Long Bien ha presenciado en silencio todos los cambios de Hanói. Parece que el tiempo impone su paso sobre la histórica obra, marcando huellas en cada viga, pero sus valores más representativos perdurarán en el alma de los capitalinos, hoy día y para siempre.