El jefe del Gobierno dio esa instrucción en su discurso de clausura en la conferencia nacional para la capacitación sobre la organización y funcionamiento de las organizaciones del Partido, la administración, el Frente de la Patria y las entidades políticas en el nivel comunal, organizada por la Academia Nacional de Política Ho Chi Minh.
Destacó que, en medio de importantes decisiones históricas, Vietnam ha recibido una valoración positiva de la comunidad internacional. Este reconocimiento es fruto de la unidad, el aprovechamiento de las fortalezas nacionales y de la época, bajo el liderazgo acertado del Partido.
Afirmó que Vietnam ha establecido, en términos generales, una base teórica del socialismo y del camino hacia el socialismo, fundamentado en tres pilares: la democracia socialista, el Estado de derecho socialista y la economía de mercado con orientación socialista.
A esto se suma la garantía de la equidad, el bienestar social y el uso efectivo de los recursos internos (como el capital humano, la historia, la cultura y los recursos naturales), al tiempo que se aprovechan recursos externos como la inversión, la tecnología y la gestión moderna, dijo.
Al repasar los logros del desarrollo nacional, subrayó que Vietnam ha mantenido su independencia, soberanía e integridad territorial, al tiempo que ha mejorado el nivel de vida de la población. No obstante, el Partido y el Estado no se conforman con estos resultados y están impulsando reformas estratégicas para una nueva fase de desarrollo.

Un punto clave es la “revolución” en la reorganización del aparato político, con el objetivo de renovar los motores tradicionales del crecimiento y crear nuevas dinámicas de desarrollo. En este contexto, se están implementando cuatro resoluciones fundamentales: impulso a la ciencia, la tecnología, la innovación y la transformación digital; integración internacional en la nueva situación; reforma en la elaboración y aplicación de leyes; y desarrollo del sector privado. Además, se prepara una nueva estrategia para el desarrollo de la educación, la formación y la sanidad.
Hizo hincapié en que, para tener éxito en esta transformación, se requiere cambiar la mentalidad, las acciones, los hábitos y las formas de hacer, pasando de un enfoque reactivo a uno proactivo, orientado a servir al pueblo; promover la descentralización acompañada de recursos adecuados, fortalecer la capacidad de ejecución y los mecanismos de supervisión; y mantener una cercanía real entre los funcionarios y la ciudadanía.
Reconoció que reorganizar el aparato administrativo local en dos niveles es una tarea difícil que exige unidad, coherencia y una implementación sincrónica y global.
El Partido ha dado la directriz, el Gobierno está de acuerdo, la Asamblea Nacional la respalda, y el pueblo la apoya, así que solo se trata de actuar, no de retroceder, afirmó.
Pidió que la implementación a nivel comunal se base en las políticas del Partido y las leyes del Estado, escuchando al pueblo y resolviendo de manera activa cualquier dificultad.
Concluyó exigiendo una voluntad firme y acciones decididas para lograr el éxito definitivo en esta “revolución” del aparato político y administrativo local, en beneficio de la estabilidad nacional, el desarrollo socioeconómico y una vida mejor para el pueblo.