Cambio de conciencia, transformación de la vida
La familia de Tran Quoc Hen, en la aldea de Cu Lac 2 (comuna de Phong Nha), es una de las muchas que han recibido contratos para proteger los bosques del Parque Nacional. Gracias a programas de desarrollo forestal y créditos de carbono, su sustento ha mejorado, al mismo tiempo que su conciencia ambiental se ha fortalecido.
Quoc Hen reveló que antes, debido a las dificultades económicas, tuvieron que entrar al bosque para recolectar madera, y ahora, entienden que proteger esta zona es asegurar su propio futuro.
Cada mes, Quoc Hen participa en al menos 12 patrullas junto a guardaparques, en grupos de tres a siete personas. Caminan entre 10 y 15 kilómetros diarios por el bosque, levantan campamentos temporales, eliminan trampas ilegales y monitorean la salud del ecosistema.
En 35 aldeas de las zonas núcleo y de amortiguamiento del Parque, más de 300 familias participan en la protección forestal. También trabajan como guías turísticos, remeros o vendedores de recuerdos, promoviendo activamente el patrimonio ante visitantes nacionales e internacionales.
Un esfuerzo conjunto entre gobierno y comunidad
Con una superficie de 123 mil 326 hectáreas, el Parque Nacional se divide en tres zonas: estrictamente protegida, restauración ecológica y servicios administrativos. Alberga el ecosistema de selva tropical sobre piedra caliza más grande del Sudeste Asiático, con 447 cuevas que suman 246 kilómetros y una cobertura boscosa del 93,5 por ciento.
Se han registrado dos mil 954 especies de plantas y mil 399 especies de animales, muchas de ellas incluidas en los Libros Rojos de Vietnam y el mundo.
Según Dinh Huy Tri, subdirector de la Junta Administrativa del Parque, la comunidad es un actor clave en la conservación, basada en tres pilares: geología, ecosistemas y biodiversidad.
Con el apoyo de organizaciones internacionales, el Estado ha implementado programas de sensibilización, contratos forestales, capacitaciones y políticas generadoras de ingresos sostenibles, fortaleciendo así el vínculo entre la comunidad y el patrimonio.
Antes dependientes de la tala ilegal, hoy las familias que rodean el Parque se dedican a plantar árboles y trabajar en turismo, y se han convertido en guardianes activos del patrimonio natural que la naturaleza les ha confiado.