Ho Chi Minh, una leyenda viva

Ho Chi Minh, Héroe de Liberación Nacional y Hombre Eminente de la Cultura como lo definió la Unesco en 1990, nació en 1890 y murió en 1969. Las 79 fecundas primaveras de su vida transcurrieron durante los años más trascendentales de los siglos XIX y XX, en los que el capitalismo transitó hacia el imperialismo; la primera triunfante revolución socialista marcó el inicio de una nueva era en la historia universal; el mundo colonial comenzó a derrumbarse; las revoluciones de emancipación nacional ardieron en las tierras de Asia, África y América Latina; la confrontación entre el capitalismo imperialista y el socialismo real llegó muchas veces al clímax.

Presidente Ho Chi Minh (Fotografía: nhandan.com.vn)
Presidente Ho Chi Minh (Fotografía: nhandan.com.vn)

Esta fue sin dudas una época formidable que vio nacer a muchos gigantes. Ho Chi Minh fue de ellos, como V.I. Lenin, José Martí, Joseph Stalin, JawaharlalNehru, Nelson Mandela, Fidel Castro… Dedicadas al líder vietnamita, han aparecido hasta hoy las más bellas palabras de figuras internacionales: el auténtico representante de la venidera cultura de la humanidad (OxipMandenstam); el más modesto y consecuente marxista-leninista de nuestro tiempo (Fidel Castro); el único hombre que todavía en vida se hizo legendario (ModagatAhmet, Director de la Unesco en Asia - Pacífico).

A Ho Chi Minh le correspondió la gran misión de resolver la cuestión colonial, uno de los mayores desafíos de la humanidad al iniciar el siglo XX. Sobre este tema, incluso V.I. Lenin sólo hizo breves consideraciones a las cuales los líderes revolucionarios europeos, por carecer de conocimientos prácticos, no prestaron la debida atención. Con la visión sagaz del hombre que sufría en carne viva el colonialismo, Ho Chi Minh conceptualizó la cuestión colonial como expresión concreta de la cuestión nacional y por eso se percató de que la emancipación nacional frente al yugo colonial como la esencia del tema. Más aún, Ho Chi Minh fue el primer político en sentenciar que la revolución proletaria en las colonias podría y tendría que anticiparse a la de sus metrópolis, a los países que subyugaban.

Guiado por esta convicción, Ho Chi Minh organizó a hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, obreros, campesinos y compatriotas en la lucha. El triunfo fue rotundo siempre: el régimen colonial francés empezó a llegar a su fin y el 2 de septiembre de 1945 se dio a conocer la Proclamación de Independencia de la República Democrática de Vietnam. Nueve años más tarde, los vietnamitas culminaron su gesta: las tropas colonialistas francesas fueron derrotadas en Dien Bien Phu y el ejército popular del legendario Ho Chi Minh alzó su invicta bandera, que de inmediato y a lo largo de la segunda mitad del siglo XX encendería antorchas de descolonización en numerosas naciones del mundo.

¡Los imperialistas no aceptaron la derrota! Desde inicios de la década 60, las tropas norteamericanas, respaldas por un poderío económico, militar y tecnológico sin igual, se lanzaron a la aventura en Vietnam. El pueblo asiático se vio obligado a entrar en otra guerra que también tenía significación mundial. No fue sólo una lucha del pueblo contra el imperialismo agresor. Fue, a la vez, la defensa del socialismo ante los ataques del capitalismo; la salvaguardia de la paz frente a las guerras de todo tipo; la garantía de la civilización humana frente a barbaries intolerables…

El líder Ho Chi Minh y su Partido, junto a su combatiente pueblo se entregaron a la guerra contra los norteamericanos por la liberación completa del Sur y la reunificación nacional. Después de más de 20 años de inimaginables sacrificios, el pueblo de Ho Chi Minh obtuvo una gran victoria: las tropas norteamericanas tuvieron que retirarse en 1973; el régimen títere de Saigón fue derrotado el 30 de abril de 1975; ¡el Norte y el Sur se reunificaron en un indivisible Vietnam! Hasta hoy día, el pueblo de Vietnam ha sido el único vencedor de las tropas del prepotente imperio norteamericano y, por eso ¡la leyenda con el nombre Vietnam - Ho Chi Minh mantiene una vitalidad real!

Siendo un hombre de amplia sabiduría y capaz de grandes hazañas, Ho Chi Minh fue el más nítido ejemplo de modestia, abnegación, tolerancia… No tuvo familia, ni casa, ni comodidades. Su pueblo se acostumbró a verlo sencillamente vestido de campesino aunque fue, además de un líder político de talla universal, un clarividente ideólogo, un gran estratega militar, un ilustre diplomático, un excelso poeta, un conocedor de muchas lenguas extranjeras… Pero sobre, todo un amigo leal de los pueblos del mundo.

Habiéndose despedido de la vida hace más del medio siglo, el legendario Ho Chi Minh, junto a su obra revolucionaria, su legado ideológico-político y su ejemplo moral, siguen vivos hoy y mañana en el mundo actual. Hasta el presente suman 35 los monumentos a Ho Chi Minh en 22 países hermanos; 7 avenidas y muchas escuelas llevando su nombre; numerosos poemas y canciones elogian su imperecedera obra.

En Nuestra América – la tierra de Simón Bolívar, San Martín, Antonio José de Sucre, Miguel Hidalgo, Túpac Amaru II, José Martí, Fidel Castro, Che Guevara…, la imagen de Ho Chi Minh se siente familiar. ¡El vietnamita y los próceres latinoamericanos son para siempre nuestros contemporáneos y acompañan a los pueblos de Vietnam y de América Latina en el camino hacia un futuro independiente, soberano, próspero y sostenible!