A pesar de enfrentar inundaciones históricas en el centro del país y un entorno internacional complejo, la economía vietnamita mantuvo una clara trayectoria de recuperación.
El primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chinh, destacó que los resultados socioeconómicos del país fueron destacados, bastante integrales y superiores a 2024 en la mayoría de los ámbitos, con una economía resiliente a los choques externos.
La directora general de la Oficina General de Estadísticas, Nguyen Thi Huong, consideró factible el objetivo de crecimiento superior al ocho por ciento para 2025.
Entre los puntos positivos del año se encuentran la estabilidad macroeconómica, con una inflación controlada alrededor del cuatro por ciento, tipos de cambio y tasas de interés relativamente estables, y la consolidación de una nueva base de crecimiento mejorada. Las exportaciones, un motor clave, se recuperaron notablemente, proyectándose superar los 470 mil millones de dólares (un 16 por ciento más que en 2024).
El sector agropecuario, forestal y acuícola establecerá un nuevo récord, acercándose a los 70 mil millones de dólares en exportaciones. La industria y la construcción mostraron resultados sobresalientes, mientras que el desembolso de las inversiones públicas mantuvo un ritmo alto, aunque aún por debajo de la meta anual.
El experto Nguyen Bich Lam destacó que los resultados de 2025 demuestran la resistencia de la economía, su capacidad de adaptación y el amplio margen para reformas.
Para 2026, Vietnam se fija la ambiciosa meta de un crecimiento económico del 10 por ciento o más, alineado con su estrategia de convertirse en un país en desarrollo de ingresos medianos altos para 2030 y en uno desarrollado de ingresos altos para 2045. El primer ministro Pham Minh Chinh enfatizó que la “doble transformación: ecologización y digitalización” será fundamental, impulsando un nuevo modelo de crecimiento basado en ciencia, tecnología, innovación y cambio de paradigma verde en todos los sectores.
Expertos como el doctor Vu Minh Khuong subrayan que 2026 será un año decisivo que desafiará la capacidad de Vietnam para convertir las políticas en acciones concretas. La aceleración de reformas institucionales y el cambio de enfoque hacia la productividad serán claves para superar las expectativas de crecimiento.
Sin embargo, persisten riesgos estructurales como la baja productividad laboral, la lenta recuperación de la inversión privada y la dependencia de las exportaciones impulsadas por la IED con bajo valor agregado interno.
Las prioridades para 2026 incluyen acelerar el desembolso efectivo de la inversión pública, eliminar obstáculos legales para el sector privado, mejorar la productividad mediante tecnología y capacitación, reestructurar el comercio para aumentar el valor agregado nacional y desarrollar mano de obra para la economía digital y verde.
Con la base establecida y la gestión decidida del Gobierno, Vietnam tiene fundamentos para esperar una etapa de crecimiento acelerado y sostenible, aunque el camino estará marcado por el desafío de materializar las reformas en un contexto global menos favorable.