Aunque el evento estaba programado para la noche, muchas familias acudieron desde las 3 de la mañana, equipadas con sillas plegables, paraguas, agua, alimentos y vestidas con camisetas con la bandera nacional, decididas a asegurar un buen lugar para observar el ensayo con claridad.
Las calles principales como Trang Thi, Hung Vuong, Nguyen Thai Hoc o Kim Ma se llenaron rápidamente de espectadores entusiastas. El ambiente vibraba de emoción. A pesar del tiempo cambiante, con momentos de sol abrasador seguidos de lluvias intensas, la gente permaneció firme, paciente y decidida a no perderse este momento único.
Ya a las 11 de la mañana, muchos de los puntos estratégicos estaban completamente ocupados. Las autoridades dispusieron vallas metálicas y personal de seguridad para mantener el orden, facilitar el tránsito y brindar apoyo a la ciudadanía ante las inclemencias del tiempo.

Hoang Hai Minh, residente en el distrito Long Bien de Hanói, contó entusiasmado: “Llegué a las seis, pero para entonces ya no había espacios libres en primera fila de la calle Nguyen Thai Hoc. La gente desayunaba y charlaba animadamente. Me sorprendió el ambiente tan festivo, así que me apuré para conseguir un buen lugar”.
Desde la provincia de Dong Nai, Nguyen Thi Lan Hoa y su familia viajaron más de mil kilómetros en autobús para llegar directamente a la Plaza Ba Dinh. A pesar del cansancio del trayecto, compartió con emoción: “Quiero que mis hijos vivan el espíritu de la paz en la capital. No importa lo lejos que estemos o cuánto debamos esperar, este es un momento que solo ocurre una vez en 80 años. Estar aquí es muy especial para nosotros”.

En medio de la multitud, se destacó la solidaridad entre los ciudadanos de Hanói y los visitantes de otras provincias, quienes compartieron lugares, agua y alimentos, creando una imagen de unidad que rápidamente se viralizó en redes sociales. Las calles, adornadas con banderas y colores patrióticos, reflejaron el orgullo nacional que se vive en cada rincón de la capital.
La señora Tran Hai Yen, proveniente de la provincia de Hung Yen, llevó consigo una foto de su padre, un veterano de guerra, para rendirle homenaje: “Mi padre luchó por la paz de este país. Estoy segura de que, si estuviera vivo, estaría feliz de ver a sus nietos viviendo este momento histórico”, compartió conmovida.
Como la familia de Hai Yen, todos los presentes compartían la emoción de vivir un momento que, como muchos expresaron, “solo se da una vez en 80 años”. Pese al cansancio, el calor o la lluvia, la alegría de ser parte de una celebración nacional tan trascendental unía a todos en un mismo sentimiento de orgullo y esperanza.
La espera, el esfuerzo y la emoción colectiva se fundieron en un mismo deseo: ver avanzar con orgullo al desfile, entre aplausos, vítores y corazones henchidos de amor por la patria.