Para cumplir las tareas restantes de la Fase 2, el Alto Mando ordenó a las unidades que intensificaran la ofensiva y el asedio, sabiendo que cuanto más se acercaran las trincheras al enemigo, más estrecho sería el cerco y más tenaz la oposición enemiga. Otra misión era controlar día y noche el espacio aéreo sobre Dien Bien Phu con todo tipo de potencia de fuego, cortar los suministros lanzados en paracaídas y los refuerzos aéreos del enemigo para cortar el principal apoyo que le quedaba y poner al enemigo en una situación cada vez más precaria.
El enemigo, por su parte, envió por vía aérea a otros 167 paracaidistas y dos aviones C119 a Dien Bien Phu que arrojaron todos los proyectiles de artillería que llevaban en el lugar de aterrizaje de los paracaidistas. Pero en la mañana del 8 de abril de 1954, cuando una unidad francesa fue enviada a recoger los suministros, no encontraron nada porque los proyectiles habían sido desviados.
En Saigón, tras consultar a expertos franceses, el coronel Gentil, jefe de la unidad técnica del ejército francés, sugirió que se aplicara lluvia artificial a la ruta 41 que conducía a Dien Bien Phu. Esta lluvia artificial, combinada con las tormentas naturales, podría complicar la entrega de suministros a los soldados vietnamitas. A pesar de las escasas probabilidades de éxito, Navarre aceptó movilizar los recursos necesarios para llevar a cabo las pruebas.