Vietnam está entrando en un período de desarrollo acelerado, con un objetivo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior al 8 % en 2025 y de dos dígitos en el período 2026-2030.
Con el fin de satisfacer el crecimiento previsto de la demanda de electricidad del 12 por ciento al 16 por ciento anual, completar y ampliar la infraestructura energética se ha convertido en una prioridad absoluta. Este no es sólo un requisito intrínseco, sino también una base vital para el crecimiento verde y el desarrollo sostenible.
El 12 de julio de 2025, el primer ministro vietnamita, Pham Minh Chinh, emitió la Directiva No. 20/CT-TTg sobre "una serie de tareas urgentes y drásticas para prevenir y resolver la contaminación ambiental".
Se trata de no sólo un punto de inflexión en la política medioambiental, sino también un eslabón importante en el proceso de construcción de un ecosistema energético sostenible.

Cuando se abordan simultáneamente las cuestiones ambientales y energéticas, el sistema eléctrico nacional tendrá una base más sólida para desarrollarse en una dirección verde, limpia e inteligente, contribuyendo a alcanzar los objetivos de crecimiento, garantizar la seguridad energética y materializar el compromiso de conseguir la meta de cero emisiones netas en 2050.
A partir de tres políticas principales, incluidos el Plan Eléctrico VIII, el mecanismo PPA y la Asociación para la Transición Energética Justa (JETP en inglés), Vietnam está sentando una base sólida para el proceso de transición energética.
En concreto, el mencionado plan crea un corredor legal y una orientación al desarrollo a largo plazo, priorizando la energía renovable y modernizando la infraestructura de transmisión.
Mientras, el mecanismo PPA ayuda a abrir un mercado eléctrico competitivo y flexible, respaldando a las empresas a acceder a fuentes de electricidad verde y atraer inversión privada.
Por su parte, JETP aporta capital internacional y asistencia técnica para eliminar gradualmente la energía a base de carbón y desarrollar energía limpia de manera equitativa y sostenible.
En general, estas políticas están allanando el camino para una ola de inversiones, modernizando el sistema eléctrico y mejorando la posición de Vietnam en la transición energética global.
Estas reformas crean un marco jurídico sólido, como contribución a promover la inversión privada y eliminar gradualmente los cuellos de botella en la transmisión, especialmente en regiones con una gran proporción de energía renovable.
A nivel internacional, Vietnam es el primer país en desarrollo en firmar la JETP con el grupo G7, un hito importante que abre grandes oportunidades para atraer capital verde, transferencia de tecnología y asistencia técnica.
Al mismo tiempo, se han completado proyectos clave de transmisión de energía como la línea 3 de 500 kV, mientras se están acelerando las estaciones transformadoras interregionales, lo que ayuda a mejorar la capacidad de liberar energía desde los principales centros energéticos como Khanh Hoa y Lam Dong.
En el campo del gas natural licuado (GNL), se están implementando con urgencia proyectos a gran escala como Nhon Trach 3 y 4, y el centro de GNL de Hai Phong (cuatro mil 500 MW). El desarrollo del GNL no solo contribuye a la diversificación del suministro eléctrico, sino que también genera un impulso tecnológico para el sector energético nacional, contribuyendo a la transición desde la energía a carbón a fuentes de energía con menor emisión.
Sin embargo, el crecimiento de la energía limpia también enfrenta muchos desafíos. Según Tran Chi Thanh, jefe del Instituto de Energía Atómica de Vietnam, reiniciar el programa de energía nuclear en Ninh Thuan requiere una preparación sincrónica en términos de infraestructura, legalidad y recursos humanos.
Mientras tanto, Nguyen Anh Tuan, vicepresidente y secretario general de la Asociación de Energía de Vietnam, advirtió sobre el riesgo de escasez de energía en el período 2026-2028, debido al lento despliegue de nuevas fuentes, mientras que las políticas sobre precios de electricidad y licitaciones no se han completado para atraer inversiones.
La falta de recursos humanos en el campo también se ve como un obstáculo. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) dijo que el sistema nacional de formación no se ha adaptado a las exigencias de tecnologías modernas como la energía eólica y solar, entre otros aspectos.
Con las nuevas políticas se abren claramente oportunidades, pero sólo podrán transformarse en realidad si existe una estrecha coordinación entre los niveles central y local y las empresas.
Garantizar la seguridad energética asociada al desarrollo sostenible y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050 requiere una acción sincrónica de las instituciones, el capital, la tecnología y los recursos humanos.