Recorrido por aldea vietnamita dedicada a elaboración de juguetes tradicionales

La aldea de Ong Hao, en el distrito de Yen My, de la norteña provincia vietnamita de Hung Yen, es considerada desde hace tiempo una “capital” de los juguetes para el Festival del Medio Otoño. Cada año, al llegar la ocasión, sus habitantes se afanan en elaborar esos objetos que adornan la infancia de cuantiosas generaciones de niños.

(Fotografía: Nhan Dan)
(Fotografía: Nhan Dan)

A solo un mes del Festival del Medio Otoño (15 de agosto lunar), que cae este año el 10 de septiembre, los artesanos de juguetes en Ong Hao están ocupados para satisfacer la demanda de provincias y ciudades de todo el país.

En un patio de unos 40 metros cuadrados, Vu Huy Dong y su esposa realizan el acabado de centenares de máscaras de papel maché para entregarlos a tiempo a los distribuidores. Llevan casi 40 años practicando este oficio tradicional de la aldea.

La elaboración de una máscara de papel maché no es trabajosa, pero demanda destreza y meticulosidad en cada brochazo. Los productos finales deben irradiar el semblante y el alma de los personajes que simulan. En aras de esto, el pintor se concentrará en detalles como bigote y ojos, así como usará colores vibrantes para llamar la atención de niños y adultos.

Huy Dong dijo que solía realizar en persona el empapelado. Ahora, a fin de garantizar el ritmo de fabricación, contrata a otras personas para el proceso. Su familia se encarga de dibujar, pintar y dar los toques finales a las caretas.

La esposa del artesano pinta y aplica el brillo a cada pieza.

Antes no había tantos diseños para máscara, aparte del parecido a ‘Teu’ (personaje de la marioneta de agua vietnamita, conocido por su rostro sonriente y carácter bromista). Fue la demanda de cada período que incentivó a Huy Dong a diversificar sus ofertas.

Con materiales rústicos como bambú, cartón e incluso papel desechado, el hombre “hizo magia” para crear máscaras de múltiples formas y temas.

La aldea también debe su fama a la elaboración de tambores de madera. En el establecimiento de fabricación de Vu Duy Ninh, con unos 40 años de experiencia, centenares de unidades están por lanzarse al mercado.

Las etapas que antes se realizaban a mano y consumían tiempo ahora están mecanizadas, lo cual ayuda a ahorrar materiales y a aumentar la productividad.

La caja del instrumento se pinta de rojo, como de costumbre.

Los troncos de madera serán torneados en cilindros redondos y vacíos para hacer la caja de tambor, antes de pasar al secado y poner los parches.

Centenares de tambores llenan el almacén esperando ser transportados a los mercados. Cada uno cuesta de 0,6 a 3,41 dólares dependiendo del tamaño, y cada máscara de papel maché, de 0,64 a 1,41 dólares. Para cubrir la demanda del llamado festival de los niños, los aldeanos dedican todo su tiempo a elaborar juguetes.

Vu Thi La, con cerca de 30 años de experiencia, compartió su deseo de conservar el oficio, que no solo es tradicional de la aldea, sino traspasado de generación a generación de varias familias. Aunque gana menos que en otra ocupación, puede realizar las tareas en casa y aprovecha para cuidar su familia.

Cada juguete originario de Ong Hao es elaborado a mano, por lo que su fabricante debe tener mucha habilidad y una enorme pasión.

El hábito de los aldeanos de secar los productos al sol convierte ordinarios callejones o patios delanteros de cualquier casa en paisajes seductores.

Como otros exponentes de la cultura folclórica nacional, la máscara de papel maché refleja claramente las aspiraciones de la gente, en este caso por una vida abundante. Cada detalle en el objeto, como el rostro y el pañuelo, es portador de la gracia y las singularidades culturales de los vietnamitas.