La ceremonia es la práctica espiritual más importante en la vida de un poblador de la etnia Raglai, y simboliza una despedida entre los vivos y los muertos, para que los últimos puedan llegar a la eternidad en paz.
Se trata también de una oportunidad para que los miembros de esta etnia rindan tributo a sus antepasados.
El ritual a menudo se organiza de tres a cinco años después de la muerte de una persona, según las condiciones de cada familia.
Se refleja a través de diversas formas de arte como la arquitectura, la escultura, la pintura, la música y la danza.
De acuerdo con el Servicio provincial de Cultura, Deportes y Turismo, la ceremonia se celebra entre marzo y abril. Se prolonga de tres a cinco días, con la participación de multitudes de lugareños, residentes dentro y fuera de la localidad.
El reconocimiento a ese rito como Patrimonio Cultural Intangible ayuda no sólo a promover la preservación de sus valores, sino también a desarrollar el turismo espiritual de la provincia.