Al comentar el hecho, el representante interino de la OIT en Vietnam, Nilim Baruah, indicó que una oportuna atención al desarrollo de las habilidades puede acelerar la recuperación económica, garantizar la seguridad del reinregreso de trabajadores, paliar los impactos a largo plazo a causa del paro y la inaptitud sobre la carrera de los trabajadores, y hacer un buen uso de oportunidades que desaparecerán con el tiempo.
Los aspectos que necesitan inversión incluyen competencias profesionales específicas para el crecimiento de las industrias, las exigencias derivadas de los cambios de tecnología y otras ramas en el trabajo y la producción, y las habilidades clave de búsqueda de empleos, precisó.
La embajadora neerlandesa en Vietnam, Elsbeth Akkerman, igualmente destacó los beneficios de la formación de tales destrezas y aseveró que el proyecto es otro paso hacia una industria textil sustentable y resistente.
Durante dos años a partir de enero de 2022, el proyecto tiene la tarea de ayudar al Gobierno, los entes patrocinadores y los trabajadores vietnamitas a conocer las habilidades que deben poseer el sector y sus integrantes en el presente y el futuro.
También se enfocará en el segmento de empleados más propensos al paro como consecuencia de la pandemia de Covid-19 y la intensificación de la automatización y la digitalización.
Especialistas evaluaron que se trata de un paso trascendental hacia la construcción de una industria más resistente, inclusiva y sostenible, donde tanto mujeres como hombres tengan mayor acceso a decentes puestos laborales.
Según la OIT, las confecciones textiles vietnamitas y su contingente de dos millones 700 mil trabajadores, en su mayoría mujeres, hacen un aporte significativo al crecimiento nacional. Se estima que en 2021 sus exportaciones lleguen a 39 mil millones de dólares, el mismo valor que en 2019.
Sin embargo, la rama se ha visto gravemente afectada por la pandemia de Covid-19, con el consecuente cierre de fábricas y la privación de medios de vida a los trabajadores, por no hablar de los profundos cambios originados en la producción y la estructura laboral por la digitalización, la automatización y la aplicación de modelos verdes a favor de la lucha contra el cambio climático.