En un contexto marcado por numerosas fluctuaciones de la economía nacional e internacional, en 2025 el sector bancario continúa desempeñando un papel fundamental en la estabilización macroeconómica mediante la conducción proactiva y flexible de la política monetaria. Esta base de estabilidad se espera que genere margen para un crecimiento selectivo y sostenible de la economía en 2026.