Durante los últimos años, Hanói ha ampliado sus zonas de cultivo de flores gracias a la aplicación de tecnologías avanzadas en invernaderos y casas malla, así como al uso de nuevas variedades y técnicas modernas. Además, ha impulsado la creación de áreas de producción concentrada vinculadas al turismo ecológico y transforma tierras arroceras poco eficientes en campos florales, fomentando una agricultura verde y resiliente frente al cambio climático.
En la comuna de Dan Phuong, la cooperativa Dan Hoai, dirigida por Bui Huong Bich, cuenta con 20.000 m² de invernaderos donde se producen unas 800 mil orquídeas mariposas al año, con altos beneficios económicos.
La entidad colectiva también transfiere tecnología y suministra decenas de miles de plantas de calidad al mercado. Según Huong Bich, la ciencia y la tecnología son la clave y el motor para aumentar el valor de los sectores económicos, especialmente en el cultivo de flores de alta tecnología, y la aplicación de los avances científicos en esta producción también contribuye a mejorar la calidad del suelo y a crear nuevas variedades de flores capaces de adaptarse a terrenos degradados o áridos.
De acuerdo con el Centro de Promoción Agrícola de Hanói, la ciudad dispone de más de tres mil hectáreas de flores, entre ellas 47 zonas de producción a gran escala en barrios como Tay Ho, Me Linh, Dan Phuong, Thuong Tin y Gia Lam. Las flores de alta calidad representan más del 30 por ciento del área, y especies como orquídeas, lirios o crisantemos ya se exportan. La productividad media alcanza entre 20 mil y 60 mil dólares por hectárea al año, y algunos modelos superan los 88 mil dólares.
Pese a los avances, el desarrollo enfrenta dificultades por el alto costo de inversión, la fragmentación y la falta de marcas reconocidas. Nguyen Thi Thuy, propietaria de Me Linh F-Farm, propone ampliar el acceso al crédito, mejorar la infraestructura y apoyar la construcción de marcas locales.
Según Nguyen Manh Phuong, subdirector del Servicio de Agricultura de Hanói, la ciudad continuará capacitando en técnicas de cultivo en invernaderos, prevención de desastres y conversión de arrozales improductivos en zonas florales combinadas con turismo experiencial.
Además, se impulsará la investigación de nuevas variedades adaptadas al clima y la creación de marcas, códigos regionales y mapas digitales de flores, para aumentar el valor del producto, los ingresos rurales y el paisaje sostenible.