El autor de ambas obras, José Alex Chávez, cuyo nombre artístico es El Aleph, cursó estudios en una de las escuelas de bellas artes más antiguas de El Salvador. Su maestro fue el español Valero Lecha, considerado el padre de la pintura salvadoreña.
En el acto de entrega, efectuado la víspera en Hanói, Orozco recordó una subasta de pinturas convocada con el propósito de recaudar fondos para la reconstrucción de El Salvador tras el terremoto del 3 de mayo de 1973. La obra mejor cotizada fue una creada por Valero Lecha.
Su discípulo, El Aleph, ha logrado heredar y desarrollar la quintaesencia cultural-artística nacional, al tiempo que le incorpora sus propias visiones sobre el mundo, informó.
La pintura regalada al Museo de la Mujer muestra elementos familiares del país de procedencia. Incluyen el marañón de color amarillo o rojo, la granada y el frijol, alimentos básicos de la dieta de los salvadoreños; el trompo, un juego tradicional asociado a la infancia de muchos niños, y el tecomate, un recipiente indígena utilizado por los campesinos para transportar agua fresca. Todos se combinan con la imagen del búfalo, un símbolo de la vida agrícola.

Tales detalles, además de reflejar la cultura de El Salvador, evocan una similaridad con Vietnam, en cuyas prácticas de agricultura el búfalo juega un papel imprescindible. Esto es una prueba vívida del enlace entre los dos países, evaluó el embajador.
Entretanto, la obra dedicada a la Escuela Bilingüe Internacional de Wellspring Hanói lleva el título “Noble Amigo de El Salvador”, y honra a los individuos y las organizaciones con aportes esenciales al país sudamericano.
Contiene imágenes del patio de una escuela y un gigantesco tablero de ajedrez. Se trata no solo de un juego intelectual, sino también una actividad abierta a maestros, alumnos y padres, lo que fortalece la cohesión comunitaria.
Orozco mostró su esperanza de que la pintura inspire el aprendizaje, el deseo de integración y el espíritu humanitario entre las generaciones jóvenes, sobre todo en un entorno de educación bilingüe internacional.
La entrega de pinturas a un centro docente de tal tipo en Vietnam entraña el deseo de El Salvador de consolidar tanto la cultura como la educación como puente entre las naciones, su amistad y su entendimiento mutuo, y reafirma el papel de la educación en la difusión de los valores humanitarios, indicó el diplomático.
El rector de Wellspring Hanói, Nguyen Vinh Son, calificó al obsequio como un símbolo de la diplomacia cultural y un recordatorio para que los alumnos vietnamitas, en especial los de esa escuela, nutran el espíritu humanitario, las ganas de aprender y la responsabilidad de convertirse en ciudadanos del mundo.