El incidente ocurrió el 11 de agosto en la playa de Mie, cuando ambos se preparaba para irse, escucharon gritos de auxilio. A pesar del potente oleaje y los fuertes vientos, nadaron casi 100 metros mar adentro para llegar a los niños que se encontraban en apuros. Luchando contra las fuertes corrientes y la marea baja, ambos lograron traer a los niños sanos y salvos a tierra.
Las autoridades locales y los residentes elogiaron su valentía, afirmando que su rápida respuesta evitó una tragedia. Las familias de los niños expresaron su sincera gratitud, calificando el rescate como un acto que les salvó la vida y les devolvió la felicidad.
La historia atrajo la atención de los medios japoneses, aclamada como un símbolo de valentía y compasión.
El embajador vietnamita en Japón, Pham Quang Hieu, dijo que el rescate no sólo salvó vidas sino que también ayudó a fortalecer la amistad entre Vietnam y Japón.