Todos los miembros de la delegación vietnamita se mostraron impresionados ante la amistad leal, sagrada y altruista, que “supera los sentimientos normales”, manifestada tan pronto como el avión que la llevaba aterrizó en el aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, capital cubana, y mediante una acogida calurosa por parte de la isla a lo largo de su estancia.
Recibiendo al presidente Nguyen Xuan Phuc en el aeródromo, el vicepresidente del país caribeño, Salvador Valdés Mesa, profirió desde el corazón: “Vietnam es el país en que Cuba siempre deposita su confianza”. Cuba y Vietnam, aunque lejos geográficamente, están cerca uno del otro en lo sentimental. Estos nombres se han convertido en algo muy preciado para cada uno de sus habitantes. Las dos almas gemelas siempre se apoyan y dedican lo mejor entre sí.
Las conversaciones entre el presidente Nguyen Xuan Phuc y dirigentes de alto nivel del país amigo se desarrollaron en un entorno afectuoso. Ambas partes compartieron sobre sus experiencias en el proceso de construcción del socialismo, así como el intercambio y la cooperación bilaterales en varios sectores, y debatieron las orientaciones para fortalecer los nexos de solidaridad tradicional, amistad entrañable y confianza mutua cada vez más forjados a través de cuantiosos altibajos de la historia.
Los logros de Vietnam a 35 años de adoptar la política ‘Doi Moi’ (Renovación) y los esfuerzos de Cuba por mejorar su economía con la actualización del modelo socioeconómico, sobre todo en un contexto en que los dos Partidos hace poco celebraron exitosamente sus Congresos, sirven de base sólida y crean un ímpetu para que los lazos económicos florezcan a un nivel correspondiente al de las relaciones políticas y el potencial de ambos países, hacia un futuro abierto y una vida abundante y feliz para su gente.
“Un bocado al hambriento vale más que un manojo al lleno”. Son un vívido ejemplo de este refrán vietnamita la solidaridad y el apoyo desinteresado tanto material como espiritual entre las dos naciones, probados por incontables adversidades en los más de 60 años últimos.
Persistente en el principio de agradecimiento y fidelidad, el país indochino no se permite olvidar la mano que el pueblo cubano le tendió sin titubear en tiempos de guerra. Igualmente, siempre se fía y apoya enérgicamente la justa causa revolucionaria de los cubanos en la construcción y el desarrollo de un país independiente, democrático, próspero y sostenible. Está hombro a hombro con la isla, no solo respaldándola ante las organizaciones internacionales y los foros multilaterales, sino también prestándole ayudas oportunas y prácticas, aunque enfrenta sus propias dificultades y retos.
Cualquier circunstancia, pese a cómo desfavorable sea, no puede hacer flaquear ni vacilar las firmes relaciones binacionales, sino que consolidará el apego entre sí y generará fuerza y confianza en la victoria, tal y como ratificó el presidente Nguyen Xuan Phuc: “Vietnam y Cuba unidos, vencerán”.
Tanto en tiempos de guerra como de paz, las dos naciones se autofortalecen para levantarse y esforzarse por hacer frente a los desafíos. Además, las dos partes siempre se animan y apoyan mutuamente para superar juntas las dificultades para que “ningún ciudadano se quede atrás”.
Delegaciones de expertos cubanos llegaron a Vietnam para apoyar y compartir experiencias en la lucha antipandémica. La nación caribeña se compromete a dar la máxima prioridad al país indochino en el suministro y la transferencia de tecnología para producir vacunas anti-Covid-19. Estos actos de gratitud calientan los corazones del pueblo vietnamita.
La compasión se ha convertido en una "marca" de la isla heroica porque no solo apoyan a Vietnam, sino que los médicos cubanos también están dispuestos a sacrificarse en los lugares más pobres o más afectados por enfermedades por la vida y la felicidad humanas.
Un funcionario del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba, luego de citar las palabras del líder Fidel Castro “¡Por Vietnam, Cuba está dispuesta a dar hasta su propia sangre!”, puntualizó: "Por lo tanto, no hay ninguna razón por la que no debamos ayudar a nuestro mejor amigo".
Al visitar el área de investigación y producción de vacunas de Cuba, escuchando la buena noticia de que Venezuela firmó un contrato para importar millones de dosis de la vacuna anti-Covid-19 Abdala y algunos países están interesados en comprarla, admiramos los logros médicos alcanzados por el país hermano al otro lado de la Tierra.
Entendemos cada vez más que el pueblo cubano no solo sabe estar satisfecho con lo que tiene y adaptarse a todas las situaciones, sino también ser resiliente y valiente para superar los desafíos en medio de todas las tormentas y eventos.
En esta ocasión, Vietnam entregó a Cuba seis mil toneladas de arroz, algunos equipos médicos y 100 toneladas de semillas de maíz. Esto demuestra el corazón sincero de Vietnam hacia la isla, especialmente en un contexto muy difícil por la pandemia del Covid-19.
Y el apego emocional fue aún más perfecto cuando el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, confirió al presidente vietnamita Xuan Phuc la Orden José Martí, la más alta condecoración que entrega la nación caribeña.
Adiós a Cuba, apreciamos el paisaje encantador, el cariño cálido, el azúcar dulce, el sabor del famoso ron y nunca olvidamos las sonrisas.
La cálida sonrisa de la periodista cubana Marta Rojaz, de 92 años de edad, quien llevaba muchos años trabajando en feroces campos de batalla, cuando recibió un obsequio por parte del presidente Nguyen Xuan Phuc.
Y la sonrisa de amor y felicidad aún se está extendiendo cuando numerosos vietnamitas recibirán la vacuna contra el Covid-19 producida por el país hermano al otro lado del plantea, para un pacífico y próspero mañana.