Tal iniciativa no sólo brinda un espacio interactivo y de entretenimiento para estos niños, dándoles apoyo emocional durante el periodo de tratamiento lejos de casa y de sus amigos, sino también aporta conocimientos que se enseñan en las escuelas.
El Hospital Pediátrico I de Ciudad Ho Chi Minh es uno de los centros sanitarios de la metrópoli sureña que implementa el modelo de "clases de alegría". Desde los primeros meses del año los niños tienen la oportunidad de participar en las mismas de lunes a viernes, como si asistieran a sus escuelas.
Todos los días en el Departamento de Nefrología y Endocrinología las clases de inglés se llenan de sonidos de profesores interactuando con sus alumnos.
Cada clase cuenta con tres maestras que enseñan, monitorean y guían a los niños en la práctica del idioma y la escritura. Las conversaciones e interacciones con los profesores y los demás compañeros ayudan a que estos niños olviden las agujas intravenosas que tienen en sus brazos para recibir medicamentos.
Tal es el caso de Nguyen Hoang Bao, un paciente de nueve años proveniente de la provincia altiplánica de Lam Dong, que fue hospitalizado en Ciudad Ho Chi Minh antes de terminar el año escolar. Bao estudia con entusiasmo y lee en voz alta lo que enseña la maestra. Gracias a esta clase le resulta más cómodo a este pequeño terminar su tratamiento en el hospital, lejos de su hogar y amigos de la escuela.
“Me gusta mucho esta clase, me siento bastante cómodo. He hecho nuevas amistades al participar en esta clase. Aquí nos divertimos y también estudiamos cosas nuevas”, expresó Bao.
Dinh Thi Ut Bay, residente de la provincia sureña de Bac Lieu, tiene a su hijo de 10 años ingresado con frecuencia en el Departamento de Gastroenterología debido a una enfermedad intestinal crónica. Estos prolongados tratamientos han interrumpido la escolarización del niño, quien apenas ha cursado hasta segundo grado de primaria y también presenta un desarrollo lento y poca sociabilidad, lo que genera constante preocupación en su madre.
Gracias a la incorporación de las "clases de alegría" en el hospital el estado del niño ha mejorado notablemente en términos de socialización. De ser un niño tímido y sedentario, ahora disfruta interactuando con sus compañeros de clase e incluso participa bailando.
“El pequeño Tri ahora se emociona al asistir a las clases de baile en el hospital. Antes era muy tímido y nunca participaba en las actividades. Ahora me siento más tranquila al ver a mi hijo disfrutando las clases. Cuando Tri se entera de las clases, va sólo y lo hace con entusiasmo; luego regresa a la habitación sin pedirme que lo acompañe”.
Según Chu Van Thanh, subdirector del Departamento de Trabajo Social del Hospital Pediátrico 1, anteriormente se organizaban actividades de apoyo a los pacientes pobres, pero ahora tienen la tarea adicional de cuidar del bienestar emocional de los pacientes menores, organizando celebraciones de cumpleaños, actividades de ocio en feriados y festividades, y especialmente abriendo las "clases de alegría".
Gracias a la implementación de estas últimas el tiempo que los niños pacientes pasan en el hospital se ha vuelto más cómodo y placentero. Estos espacios abarcan tanto contenidos culturales como el desarrollo de habilidades sociales. Inicialmente el personal del Departamento de Trabajo Social era quien impartía estas lecciones, pero con el tiempo se ha sumado la participación voluntaria de numerosos profesores de idiomas extranjeros.
Asimismo, algunos centros especializados en educación en valores han enviado a sus propios voluntarios para brindar talleres de habilidades para la vida a los niños ingresados. Esto ha permitido que los pequeños pacientes tengan una experiencia de aprendizaje mucho más práctica y detallada.
Al respecto, Chu Van Thanh señaló: “En la actualidad, varios departamentos del hospital han solicitado abrir estas ‘clases de alegría’ para los niños. El Departamento de Trabajo Social está evaluando cuáles de éstos cuentan con el espacio adecuado y el grupo etario apropiado. Incluso, los departamentos que ya están implementando estas clases han invitado a participar a los niños de las unidades cercanas. Para poder expandir aún más esta iniciativa se necesitará encontrar más recursos y apoyo de los benefactores, a fin de poder adquirir el equipamiento y los materiales didácticos necesarios para los niños”.
Además de las clases, los pequeños pacientes reciben apoyo para desarrollar habilidades, tienen espacios de juego y se les enseñan artes como el dibujo, la música y el canto. Según comenta Le Thi Mai, coordinadora del Club de Caligrafía Hermosa, estas clases no sólo son un sustento emocional para los niños enfermos, sino que, a la inversa, son ellos quienes se convierten en una fuente de energía y sentimientos positivos para ella y los voluntarios.
“Las respuestas de los niños siempre se convierten en recuerdos inolvidables. A través de ellas puedo recordar cada uno de sus gestos, miradas y rostros.
Ellos son como lienzos a los que les hemos enseñado y que ahora irradian un valor inestimable. Es a partir de estas pequeñas cosas que gradualmente nos esforzamos por hacer mejor nuestro trabajo, minuto a minuto, incluso en el futuro. Estos momentos nos inspiran a seguir dando lo mejor de nosotros”.
En un futuro próximo el Club de Caligrafía Hermosa lanzará el proyecto “Futuro Verde”, dirigido a los pacientes oncológicos pediátricos que han superado el tratamiento y tienen más de 15 años. El objetivo es brindarles la oportunidad de experimentar en los trabajos que siempre han soñado. A través de esta iniciativa los jóvenes podrán descubrir qué actividades les resultan más afines e idóneas, lo que les permitirá integrarse y contribuir a la comunidad y la sociedad.