“!Inolvidable!”, evocó la también Presidenta de la Asociación de Amistad Cuba-Vietnam, recordando cómo aquel 30 de abril se convirtió en una celebración para todo el pueblo cubano: “Acogimos esa victoria como si fuera nuestra propia hazaña”.
En aquellos días cruciales, Cuba recibió a una visitante excepcional: la heroína Vo Thi Thang, conocida como “La Sonrisa de la Victoria”.
“Cuando llegó la noticia del triunfo, me encontraba junto a Vilma Espín, Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, y la compañera Vo Thi Thang. Inmediatamente nos dirigimos a la Embajada del Gobierno Revolucionario Provisional de la República de Vietnam del Sur...”, relató.
“Es indescriptible el ambiente de aquel día”, su voz se quiebra. “Nos abrazamos llorando de felicidad. En las calles, los cláxones resonaban sin cesar. Los cubanos se felicitaban entre sí como si hubieran alcanzado ellos mismos la victoria”.
Ferrer Gómez subrayó que la victoria del 30 de abril no fue solo un canto épico del pueblo vietnamita, sino también un faro de esperanza para la humanidad progresista, demostrando la verdad de que “Nada es más precioso que la independencia y la libertad”.
“¡Vietnam propinó un golpe humillante al imperialismo! El 30 de abril confirmó que cuando una nación se une bajo el liderazgo del Partido y el gran Ho Chi Minh, decidida a defender su soberanía, ninguna fuerza puede someterla”, afirmó.
“Con firmeza ideológica, convicciones inquebrantables, confianza, optimismo y valentía, el pueblo vietnamita liberó palmo a palmo su territorio hasta expulsar a los invasores. Fue el triunfo de la inteligencia, el heroísmo y la audacia vietnamitas. ¡Armas rudimentarias frente al imperio más poderoso! ¡Cuántas proezas increíbles!”
Evocó su recorrido por la Ruta 1 en 1974: “Vi columnas del Ejército de Liberación avanzando hacia el Sur, la bandera roja con estrella dorada y la del Frente de Liberación ondeando en el puente Hien Luong. Carreteras destruidas por bombas, pero nada podía apagar el espíritu revolucionario”.
Su primer viaje a Vietnam fue en 1967, durante los bombardeos estadounidenses al Norte. Cinco años después de la reunificación, visitó Ciudad Ho Chi Minh. Como máxima responsable de relaciones exteriores parlamentarias y presidenta de la Asociación de Amistad, ha conocido múltiples localidades vietnamitas.
“He tenido el privilegio de contemplar cómo Vietnam resurgió de las cenizas hasta convertirse en una nación desarrollada, cumpliendo el sueño del Tío Ho de construir un país 'diez veces más hermoso'”.
Sobre el proceso de reunificación, destacó: “La reconciliación entre el Norte y el Sur tras la división imperialista fue una lección de maestría política. Un proceso complejo, pero coronado por el éxito”.
“La gran enseñanza de Vietnam es el poder de la unidad nacional. En nuestro turbulento mundo, solo la unidad preserva la libertad y soberanía. Vietnam es el vivo ejemplo”, sentenció.
Al evocar a Fidel Castro - único jefe de Estado extranjero que visitó Quang Tri recién liberada en 1973 -, su voz se llenó de orgullo: “Cuando dijo 'Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre', Fidel expresó el sentir de todo un pueblo”.
Recordó la solidaridad de los años 60: “En 1963, Fidel creó el Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur, bajo el liderazgo de la heroína del Moncada, Melba Hernández. Este movimiento impregnó la vida cotidiana. El 1967 fue declarado 'Año del Vietnam Heroico'”.
A punto de emprender su viaje a Vietnam, expresó: “2025 será el Año de la Amistad Cuba-Vietnam. Continuaremos cultivando esta relación especial, siguiendo el legado de Fidel y Ho Chi Minh”.