Philipp Rosler, vietnamita crecido en Alemania y cónsul honorario del país indochino en Suiza, se mostró emocionado al repatriarse en ocasión de este Tet y tener oportunidad de ver con sus propios ojos los cambios de su terruño.
Un poco distinta de las anteriores, esta visita lo ayudó a conocer mejor la historia, la cultura, el país y la gente, sobre todo el enorme significado del afecto familiar en la mayor festividad tradicional, dijo. Agradeció al Gobierno de Vietnam por crear todas las condiciones para que los compatriotas en ultramar retornen y disfruten de un verdadero Tet.
También opinó que Vietnam es un destino atractivo para los inversores foráneos gracias a su población joven y mano de obra abundante y calificada. Los compatriotas a lo lejos igualmente valoran el potencial de desarrollo económico y dedican un efusivo sentimiento al país natal, por lo cual siempre se esfuerzan por alentar la colocación de capitales a favor de la economía nacional.
Ello hace de cada vietnamita en el exterior un embajador del país, comentó, y enfatizó que sus compatriotas en Suiza comprenden muy bien esta responsabilidad.
Mostró el deseo de impulsar los nexos comerciales de Vietnam con Suiza y Alemania, presentar oportunidades de inversión en el país indochino para empresas del resto del mundo y ayudar a los vietnamitas a cursar estudios en esos territorios europeos.
Por su parte, Pham Thi Thanh Ha, doctorada en Lingüística de la Universidad Federal de Kazán (Rusia), apuntó que donde quiera que estén, los vietnamitas siempre atesoran en sus corazones el sentimiento patriótico y la aspiración de acompañar la construcción de la tierra natal.
Expresó que el idioma vietnamita es un orgullo nacional y un punto de apoyo firme para la conservación de la cultura tradicional. Ella impartió clases gratuitas de vietnamita a chicos que no sabían su lengua materna, con ayuda de estudiantes vietnamitas en la ciudad de Kazán.
La alegría de ese grupo especial de docentes se multiplicaba cuando veían que cada vez más niños hablaban con fluidez su idioma natal. Este se convirtió en un importante puente de conexión, contribuyendo a nutrir su apego hacia la Patria, resaltó Thanh Ha.
La mujer se repatrió en 2013 motivada por las ganas de aportar aún más al país natal y, en particular, por una gran atención del Partido y el Estado vietnamitas a los ciudadanos en ultramar deseosos de regresar.
Muchos de sus amigos tomaron la similar decisión tras llevar años en el extranjero, dijo, y mostró la convicción de que con el afecto hacia la Patria y el apoyo enérgico del Gobierno, cada vez más compatriotas volverán a Vietnam para hacer negocios y enriquecer al país.