Única familia en Hanói que preserva la fabricación de máscaras de cartulina

En una casa de solo 15 metros cuadrados, en el fondo del callejón número 73, calle de Hang Than, distrito de Ba Dinh, Hanói, la familia de Nguyen Van Hoa (64 años de edad) y su esposa Dang Huong Lan (60 años de edad) trabaja sin descansar para elaborar máscaras de cartulinas para los niños en ocasión del Festival del Medio Otoño. Llevan más de 45 años comprometiéndose a este trabajo con muchos altibajos y se preocupan por buscar a personas capaces de heredar su oficio.

Los artesanos hacen máscaras de cartulina en un pequeño espacio. (Fotografía: VOV)
Los artesanos hacen máscaras de cartulina en un pequeño espacio. (Fotografía: VOV)

Únicas personas que mantienen el oficio de máscaras tradicionales en la capital

Las máscaras de cartulina son un juguete imprescindible para los niños vietnamitas, especialmente en ocasión del Festival del Medio Otoño. Sin embargo, la aparición de los productos similares de plástico y caucho, junto con otros tecnológicos, provoca la poca demanda de máscaras de cartulina, reduciendo así el número de familias que se dedican a este oficio tradicional.

Hoy en día, la familia del señor Hoa y su esposa es la única que persiste en esta artesanía tradicional creada por sus antepasados.

Según el señor Hoa, una máscara de cartulina debe pasar por varias etapas. Primero, los artesanos deben preparar el papel y la tapioca. Esta última se cuece para crear una materia adhesiva amigable con el medio ambiente. Luego, cortan papeles en trozos pequeños para poner cinco o seis capas en los moldes de cemento prefabricados en forma de caras alegres.

El matrimonio tiene 30 moldes, algunos preservados durante 40 años. Imitan las figuras tradicionales de Vietnam como Chi Pheo, Thi No y tío Teu, y los animales cercanos a la vida, búfalo y cerdo. También adaptan personajes ficticios extranjeros en sus productos como Batman, Hombre Araña y Superman para satisfacer el gusto de algunos clientes.

Después de llenar los moldes con papeles, los colocan al sol durante días para dejarlo secar y garantizar su calidad. El señor Hoa reveló: “Si usamos máquinas para secar el embrión, las máscaras se deforman, razón por la cual tenemos que hacerlas artesanalmente”.

(Fotografía: VOV)

Después de dar la forma a los productos, comienzan el dibujo y la pintura. Tras aplicar cada color, esperan a que esté seco antes de continuar con otro para evitar mancharlos. Los embriones son cubiertos de un esmalte sintético. Mientras, dar color al producto requiere también la experiencia y la habilidad para crear tonos bellos.

Aunque nunca han estudiado en ninguna escuela de bellas artes, ambos reconocieron la importancia de la experiencia, la paciencia y la pasión en el dibujo y la pintura de las máscaras para reflejar el espíritu y el carácter de cada figura en cada producto.

Cada año, producen en ocasión de esta festividad tradicional más de dos mil máscaras valoradas de 30 a 50 mil dongs (unos 2 dólares) cada una, según la categoría, el tamaño y el color.

Buscan a discípulos para seguir el trabajo

En los últimos años, los juguetes tradicionales para los niños como los farolillos y “To He”, hechos de harina de arroz y colorantes comestibles, han aventajado a los productos extranjeros. Esta es una señal alentadora para las aldeas de producción de juguetes folclóricos en ocasión del Festival del Medio Otoño, incluidas las máscaras de cartulina.

Los dos artesanos dicen que están dispuestos a enseñar su oficio a quienes tengan la pasión por este trabajo para preservar los valores tradicionales de la cultura vietnamita. Sin embargo, el problema reside en cómo conectar a los jóvenes con los rasgos arraigados de la nación.

Las máscaras que satisfacen la demanda recreativa y llevan valores de la cultura tradicional corren el riesgo de desaparecer si no hay personas que hereden el legado de los artesanos experimentados.

(Fotografía: VOV)

Según la pareja artesana, tanto vietnamitas como extranjeros, incluidos los provenientes de Europa, no escatiman esfuerzos para llegar a su casa con la intención de comprar máscaras, experimentar y aprender esta profesión.

Sin embargo, no han encontrado a las personas idóneas, especialmente entre los jóvenes, porque este trabajo requiere paciencia y pasión, cualidades que la gente joven carece.

Cabe destacar que la preservación de la fabricación de máscaras de cartulina y otros oficios tradicionales debe ser realizada con la implementación de una política de incentivos oportuna para quienes contribuyen a proteger el legado artesanal y diversificar el acervo cultural nacional. Además, es necesario crear condiciones favorables para motivar a la generación joven a estudiar y emprender negocios relacionados con los oficios tradicionales del país.