Quienes visitan la sede de la asociación en el número 16 de la calle de Petit Musc, en el distrito 4 de París, quedan sorprendidos cuando observan que una de las esquinas del retrato está medio quemada.
Para los vietnamitas residentes en Francia la obra es la más hermosa en su tipo y tiene un alto valor histórica porque está asociada al movimiento patriótico de su comunidad en la nación europea. Según contó Nguyen Van Bon, ex presidente a cargo de asuntos exteriores de la Asociación de Vietnamitas en Francia, durante la apertura de la sede en 1971, el camarada Xuan Thuy, jefe de la delegación negociadora del Gobierno de la República Democrática de Vietnam en la Conferencia de París, felicitó a la Asociación y le hizo entrega de ese apreciado regalo.
Desde 1971, ese edificio en la calle Petit Musc, comprado y remodelado por los expatriados en Francia inspirados en su infinito amor por el país natal, deviene su lugar de reunión. Más que eso, es el lugar donde se organizaron numerosas actividades a favor de Vietnam, y donde se exhibe ese retrato del tío Ho, fundador en 1919 del Grupo de Patriotas Anamitas, organización precursora de la actual Asociación de Vietnamitas en Francia.
Por esta razón, la sede fue blanco de varios actos subversivos de quienes apoyaban al gobierno títere de Saigón. El primer ataque ocurrió en la madrugada del 30 de abril de 1975 (hora francesa), tras la liberación del sur de Vietnam. El portal del edificio fue destruido y muchas áreas en el interior quedaron vandalizadas, pero afortunadamente el retrato se mantuvo intacto. El segundo ataque fue perpetrado casi al mediodía del 14 de febrero de 1980 por un grupo opositor a un Vietnam unificado. La prensa francesa de entonces informó que elementos fascistas habían atacado la sede de los patriotas vietnamitas. Unos hombres arrojaron sustancias incendiarias al edificio y lesionaron a Nguyen Cong Hoan, un miembro de la Unión de Obreros que encargado de la seguridad del inmueble. Desafiando los peligros, Hoan se las arregló para apagar el fuego, que se extendió a muchas áreas y quemó parte del retrato del tío Ho.
Afortunadamente, algunos miembros de la Asociación de Vietnamitas en Francia, la policía y los bomberos intervinieron a tiempo. Directivos de la Asociación durante distintos mandatos se han esmerado en mantener el retrato en buen estado, pero sin restaurar la esquina quemada por considerarla una prueba del patriotismo y respeto de los vietnamitas por el gran líder. A pesar de los años transcurridos, la imagen conserva su nitidez y color original. Permanece ahí como una gran fuente de aliento para que los vietnamitas en cualquier parte del mundo mantengan su patriotismo y espíritu de vencer todos los desafíos y contratiempos, como hicieron en los duros tiempos de la guerra y hacen ahora, durante el período de desarrollo nacional.
Nguyen Van Bon, recordó que los Acuerdos de París también marcaron una etapa relevante en el movimiento patriótico de la comunidad de connacionales en ese país europeo, quienes mantuvieron su vinculación estrecha con el país. El tío Ho, la encarnación del patriotismo y la aspiración a la liberación nacional, siempre está allí a su lado para insuflarles fuerza y esperanza. Él dejó un legado invaluable, el de su inquebrantable voluntad de luchar por la independencia y la unificación del país. Por esa razón, los vietnamitas residentes en Francia han hecho todo lo posible para proteger la imagen sagrada del gran padre de la Patria.
Todos los años, en el aniversario del natalicio del presidente Ho Chi Minh (19 de mayo), el Día de la Independencia (2 de septiembre) o en ocasión del Año Nuevo Lunar, la Asociación de Vietnamitas en Francia, los antiguos miembros de la Unión de Obreros y los descendientes de la comunidad nacional, acuden al altar del prócer para ofrendarle incienso, recordar sus méritos con agradecimiento y preservar las tradiciones patrióticas. Cada vez que amigos franceses e internacionales visitan la sede de la Asociación de Vietnamitas en Francia, la historia del retrato del tío Ho vuelve a ser contada con mucho orgullo.