Para quienes sueñan con sol, buena relación calidad-precio y una vida menos estresante, la ciudad vietnamita, apodada “Miami de Asia”, es la opción más atractiva, señala la revista.
“Da Nang no es una metrópolis agobiada por el turismo como Ciudad Ho Chi Minh o Hanói, sino una apacible ciudad costera, con espléndidas playas (en particular My Khe), paseos marítimos, verdes colinas cercanas y un estilo de vida orientado a la relajación. El sonido de las olas, los mercados matutinos, la rica y variada gastronomía local… todo invita a relajarse”, explica.
Los visitantes pueden dar un paseo matutino sin multitudes, tomar un café vietnamita con vistas al mar, disfrutar de la luz tropical para pintar o leer, o simplemente estar en contacto diario con la naturaleza. Da Nang ofrece esta combinación: modernidad (buenos hospitales, servicios decentes, cafeterías de moda) y auténtica vida local, describe.
Grazia destaca que el principal punto fuerte de Da Nang es el bajo costo de alquiler de viviendas. Para un apartamento de una habitación cerca de la playa o del centro, los alquileres oscilan entre 300 y 600 euros al mes, una cifra irrisoria en comparación con muchos destinos populares para jubilados occidentales.
Para una casa o apartamento de dos habitaciones, se espera pagar entre 500 y 900 euros al mes, lo que representa un ahorro significativo en comparación con lo que se paga en Francia o incluso en algunas zonas costeras de Portugal.
Estos precios permiten un alojamiento confortable (aire acondicionado, servicios incluidos según el alojamiento e incluso algunos servicios locales) sin sacrificar la proximidad al mar, las tiendas o las cafeterías.
Otra ventaja que se menciona a menudo: comer y comprar es económico, incluso para los paladares más exigentes. Una comida local en un pequeño restaurante, a menudo compuesta por platos de fideos frescos, marisco o productos del mercado, cuesta unos pocos euros, y la calidad suele ser de primera. Los mercados están repletos de frutas, verduras, hierbas aromáticas, pescado y especialidades ahumadas, a precios que pocas ciudades occidentales pueden igualar.
El transporte también es muy asequible: los taxis, los servicios de transporte en dos ruedas y los autobuses locales son económicos, lo que facilita y alivia los desplazamientos diarios. Casi todo se puede hacer a pie o en moto, según el barrio, lo que aumenta la sensación de independencia y libertad.