En este artículo, el máximo líder del PCV enfatizó que en cada período de la revolución, el Partido y Estado siempre conceden especial importancia a aumentar la capacidad de dirección, gobernanza y combatividad, con el fin de mejorar la eficiencia y eficacia operativa del sistema político.
Este es uno de los elementos fundamentales que han permitido al Partido convertirse en un gran timonel y un capitán visionario que dirige el barco de la revolución vietnamita a través de los desafíos para lograr victoria tras victoria, puntualizó.
To Lam expresó que el punto de convergencia estratégica después de 40 años de renovación nacional está brindando una oportunidad histórica para llevar el país hacia una nueva etapa de desarrollo, la era de ascenso nacional; al tiempo que plantea un requisito urgente para la implementación drástica de una revolución para construir un sistema político verdaderamente racionalizado que opere de manera efectiva y eficiente, cumpliendo con los requerimientos y tareas del nuevo período revolucionario.
Según el máximo líder partidista, para alcanzar los objetivos estratégicos, se requieren esfuerzos extraordinarios y es necesario racionalizar urgentemente el aparato organizativo del sistema político, con una serie de tareas primordiales como las siguientes:
En primer lugar, es necesario construir y organizar la implementación en todo el sistema político de un modelo organizativo general para cumplir con los requisitos y tareas del nuevo período revolucionario, con enfoque en resumir los siete años de la aplicación de la Resolución 18 del sexto Pleno del Comité Central del PCV del XII mandato acerca de “algunas cuestiones sobre la continuación de la renovación y la reorganización del sistema político racionalizado que opere de forma efectiva y eficiente”; evaluar de manera integral la situación y los resultados alcanzados, ventajas, debilidades, limitaciones, obstáculos, causas y lecciones aprendidas durante la ejecución de la mencionada resolución; y proponer recomendaciones al Buró Político y al Comité Central sobre la renovación y la reorganización del aparato del sistema político.
La revisión debe realizarse de manera objetiva, democrática, científica, específica, profunda, perspicaz y cercana a la situación real, proponiendo así un nuevo modelo organizativo y evaluando las ventajas y los impactos de su implementación. Debe adherirse estrictamente a la Constitución, la Plataforma Política, los Estatutos y principios del Partido, y las resoluciones del Comité Central con el fin de asegurar la integralidad, la sincronización, la interconexión y garantizar que un organismo realice múltiples tareas y una tarea deba asignarse solo a un único organismo; eliminar las superposiciones de funciones y tareas, así como las divisiones sectoriales; además de limitar las organizaciones intermediarias y definir claramente funciones, tareas y responsabilidades específicas sobre la base del carácter partidista, la racionalidad y la legalidad.
En segundo lugar, se debe centrar en perfeccionar las instituciones para llevar rápidamente las políticas del Partido a la vida real. Las normas legales pertinentes deben revisarse para su modificación, complementación y promulgación según reglamentos, asegurando que las políticas del Partido se implementen tan pronto como sean aprobadas por el Comité Central.
El máximo dirigente partidista subrayó la necesidad de perfeccionar las leyes sobre la organización y el funcionamiento de los organismos del sistema político, en el espíritu de promover la descentralización y la delegación del poder con el lema de “las localidades deciden, las localidades ejecutan y las localidades asumen la responsablidad”. El Estado, el Gobierno, y la Asamblea Nacional fortalecen el perfecionamiento institucional, desempeñan un papel constructivo y fomentan la inspección, la supervisión y la máxima reforma de los procedimientos administrativos, lo que incluye la reducción de costos y la creación de las condiciones más favorables para los ciudadanos y las empresas. Es necesario definir claramente las obligaciones y competencias de las agencias, organizaciones e individuos en el aparato estatal, asegurando una distinción clara entre el nivel responsable de emitir directrices, políticas y leyes, y el nivel encargado de su implementación.
En tercer lugar, la racionalización de la estructura organizativa debe ir acompañada de una reestructuración del contingente de funcionarios para garantizar que posean la calidad, la capacidad y las cualificaciones necesarias para sus tareas, con una nómina razonable y unos títulos de trabajo estandarizados. Resulta importanet promulgar regulaciones sobre el marco estándar y los criterios para la colocación del personal en cada nivel, desde el central hasta el de base, y en los distintos tipos de organizaciones, de modo que se puedan realizar revisiones proactivas para identificar colocaciones inmediatas.
Se debe implementar una reforma sólida de la contratación, la formación, la promoción, el nombramiento, la rotación, el traslado y la evaluación de los funcionarios de manera sustancial, centrada en la selección de las personas adecuadas en función de resultados mensurables, sin zonas “prohibidas” ni excepciones en la evaluación de los funcionarios.
También es preciso estabelecer mecanismos eficaces para filtrar a quienes carecen de la calidad, la competencia o la credibilidad necesarias, al tiempo que se promueve a las personas con capacidades sobresalientes.
Al concluir el artículo, To Lam consideró que la construcción de un aparato eficaz y eficiente es una tarea difícil y compleja que requiere la solidaridad, la unidad, el coraje y el sacrificio de cada cuadro y militante del Partido, así como la alta determinación de todo el Partido y el sistema político, especialmente de los jefes de los comités partidistas, las autoridades, el Frente de la Patria y las organizaciones de masas a todos los niveles, con el fin de construir un Vietnam poderoso, rico, democrático, justo y civilizado, y que esté a la par de las potencias de los cinco continentes.