En su discurso en el evento, efectuado la víspera en formato virtual y presencial, Thanh Son enfatizó que, en el contexto de la feroz competencia geoestratégica y los desafíos tradicionales y no convencionales, los países promueven la diplomacia cultural como una herramienta eficaz para minimizar los desacuerdos, mejorar la comprensión, generar confianza y fortalecer la cooperación.
Señaló los objetivos principales de la diplomacia cultural, incluyendo fomentar la confianza, mejorar la imagen y el poder blanco; integrar proactiva y profundamente a los sectores culturales en organizaciones y foros regionales e internacionales; promover y honrar los valores de la cultura, la belleza del país, la ideología y las cualidades hermosas de los vietnamitas.
También consisten en campañas para registrar títulos de la Unesco, contribuyendo a convertir la cultura en una verdadera “fuerza interna” y al desarrollo sostenible del país; absorber la quintaesencia de la cultura humana para aportar a la construcción de los sistemas de valores nacional, cultural y familiar y los estándares humanos vietnamitas.
Al dirigir la sesión, el viceministro de Relaciones Exteriores Ha Kim Ngoc pidió a los delegados centrarse en soluciones para vincular la diplomacia cultural con la diplomacia política y económica y el trabajo de los vietnamitas en el extranjero; innovar la promoción de los valores culturales, la imagen del país y la gente vietnamita, con el objetivo de lograr avances y cambios en el trabajo de la diplomacia cultural.
En la conferencia, los embajadores vietnamitas en Estados Unidos, Japón, China, Francia, India, Rusia, Bélgica, Argelia, Australia, Italia, Sudáfrica, Brasil, y la delegación de Vietnam ante la Unión Europea y en la Unesco debatieron diferentes propuestas.
Coincidieron en la necesidad de tener inversiones y mecanismos adecuados para atraer recursos para la socialización; al mismo tiempo continuar apostando por la formación y el fomento para que cada funcionario y persona sea un mensajero cultural.
Los delegados también acordaron que el trabajo de la diplomacia cultural debe innovar continuamente, ser creativo y flexible en su implementación, al tiempo que mejora la aplicación de la ciencia y la tecnología para enriquecer el contenido y la forma de las actividades.