Nirwala Dwi Heryanto, portavoz de la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales, dijo el 13 de enero que el Gobierno tiene como objetivo recaudar 3,08 billones de IDR (190,3 millones de dólares) en ingresos por impuestos especiales de las bebidas azucaradas en 2025, una disminución significativa con respecto al objetivo de 4,3 billones de IDR en 2024.
Detalló que el Gobierno establecerá regulaciones para definir el alcance y los umbrales del impuesto, y agregó que las bebidas con un contenido de edulcorantes por debajo de un nivel específico estarán exentas.
El impuesto se aplicará a las bebidas azucaradas producidas en fábrica, así como a las que se venden en tiendas, incluidas las bebidas de cafeterías y tiendas de té de burbujas, señaló el funcionario.
Esa política busca frenar el consumo excesivo de azúcar, un factor clave que contribuye al aumento de los casos de diabetes. Una encuesta realizada en 2023 por el Ministerio de Salud reveló que el 11,7 por ciento de más de 270 millones de indonesios (que equivale a unos 31,6 millones de personas) sufren diabetes.
Los expertos atribuyen la situación a un estilo de vida sedentario y a una dieta poco saludable, incluida la creciente preferencia por las bebidas azucaradas.
Los datos del Centro de Iniciativas de Desarrollo Estratégico de Indonesia (CISDI) destacan que el consumo anual de bebidas azucaradas en Indonesia se multiplicó por 15 en dos décadas, de 51 millones de litros en 1996 a 780 millones de litros en 2014. Este rápido crecimiento ha convertido al país en el tercer mayor consumidor de esos refrescos en el Sudeste Asiático.
El impuesto especial sobre esos líquidos, propuesto por primera vez en 2009 por el Ministerio de Finanzas, ha enfrentado múltiples retrasos debido a la oposición de las empresas preocupadas por la inflación y el posible daño a la industria.
Nailul Huda, director de Economía Digital del Centro de Estudios Económicos y Jurídicos, sugirió adoptar un modelo de tributación progresiva, en el que las tasas impositivas se basen en el contenido de azúcar. Con este sistema, los productos con niveles más altos de azúcar se enfrentarán a tasas más altas, lo que podría aumentar los ingresos y fomentar prácticas de producción más saludables.