A continuación, algunas flores de marzo que brindan a la ciudad un encanto distintivo.
Los capullos de color blanco inmaculado de ‘sua’ abren justo en la ocasión de que Vietnam y Malasia conmemoran el establecimiento de sus relaciones diplomáticas.
En la capital bulliciosa y concurrida, contemplar el blanco puro ya es suficiente para cautivar el corazón de cualquier persona, ya sea residente o esté de paso.
Las flores de ‘sua’ añaden una belleza imprescindible para la pintura sobre Hanói en la transición de estaciones.
En una esquina del casco antiguo de Hanói.
La temporada de la flor ‘Dalbergia tonkinensis’ es una de las exclusivas de la capital vietnamita. En las imágenes, la calle de Phan Dinh Phung y el jardín de Hang Dau, en el distrito de Ba Dinh.
Pétalos caen sobre una acera como si invitaran a los transeúntes seguir contemplando el paisaje romántico.
El Museo Nacional de Historia bajo los tonos brillantes de los algodoneros rojos.
A finales de invierno, los algodoneros rojos se deshojan, cediendo espacio para brotes de flores en primavera.
La especie se llama también ‘Moc Mien’ y ‘Po Lang’.
En las áreas urbanas de Hanói no suele cultivarse algodoneros rojos, sin embargo esta temporada “en llamas” es todavía un regalo especial que otorga la Madre Naturaleza a los capitalinos.
Un algodonero rojo de casi cien años en el recinto del Museo Nacional de Historia.
Lo especial sobre las flores del algodonero rojo consiste en que mantienen su color brillante a lo largo de su corto ciclo de vida e incluso cuando se marchitan.