Al visitar a líderes de la Sangha Budista de Vietnam (SBV) en esta ocasión, el subjefe de Gobierno destacó el significado humanitario de la fiesta, que es adecuado con la cultura tradicional de adorar a los antepasados, de acuerdo con la Agencia vietnamita de Noticias.
Enfatizó que el budismo en Vietnam siempre ha acompañado a la nación desde sus inicios, convirtiéndolo en una parte indispensable de la historia nacional.
En particular, dijo, los monjes y fieles budistas se han unido al gobierno y al pueblo de todo el país en la prevención y el control del Covid-19, en pos de lograr el “doble objetivo” de garantizar el desarrollo socioeconómico y luchar contra la pandemia.
A su vez, dignatarios de la SBV expresaron su agradecimiento al Partido y al Estado por su creación de condiciones favorables para que la SBV y los seguidores budistas dentro y fuera del país contribuyan al desarrollo socioeconómico nacional.
El venerable Thich Thien Nhon, presidente del Consejo Administrativo de la SBV, recalcó que el Vu Lan ofrece una ocasión para honrar el mérito de los padres y antepasados, así como heroicos mártires y combatientes que sacrificaron su vida por la independencia y libertad de la Patria.
Afirmó que su unidad continuará promoviendo el patriotismo y la solidaridad, y alientó a los monjes y fieles a cumplir con las regulaciones en la prevención y control del Covid-19, lo que contribuirá a evitar la propagación del virus y estabilizar la vida de la población.
Originado de la leyenda sobre el bodhisatva Mandglyayana, uno de los apóstoles más destacado del Buda, quien salvó a su madre de encarnarse en un demonio hambriento, el Vu Lan se convirtió en un festejo anual para agradecer uno de los cuatro grandes favores que cada ser humano disfruta en su vida.
En Vietnam, con el budismo como el culto más influyente y arraigado, el ritual sobrepasó al acto religioso para ser una ceremonia cultural popular y una oportunidad para encuentros familiares, incluso para los ateos.
En esa ocasión, los vietnamitas brindan también ofrendas a las almas errantes, o sea, los fallecidos sin hijos que no disfrutan del amor y gratitud filiales.