Como en sus habituales faenas en los campos, los competidores salen a la pista con trajes coloridos. Cada vuelta es una demostración combinada de la técnica del jinete, la fuerza del caballo y las habilidades ecuestres transmitidas de generación en generación.
Las carreras son una parte indispensable de la fiesta, donde la pasión por el trabajo, el afán de superación y el espíritu de las montañas se entrelazan en un mismo ritmo.