Comunidad vietnamita en Laos difunde amor a través de cocina solidaria

Cada sábado por la mañana, en el ambiente sereno de la pagoda Phat Tich, en Vientián, capital de Laos, miembros de la comunidad vietnamita encienden la cocina solidaria para preparar ollas de arroz y gachas calientes que brindan consuelo a cientos de personas sin hogar o con enfermedades.

Comunidad vietnamita en Laos difunde amor a través de cocina solidaria. (Foto: VNA)
Comunidad vietnamita en Laos difunde amor a través de cocina solidaria. (Foto: VNA)

Desde el amanecer, los fieles budistas se presentan en silencio: lavan arroz, cortan verduras, encienden el fuego. En la pequeña cocina, impregnada del aroma de jengibre, arroz nuevo y caldo vegetal, cada uno aporta sus manos y su corazón. Nadie habla de cansancio ni espera recompensa, lo que les guía es la voluntad de compartir con los más necesitados un cuenco de gachas calientes que alivia el hambre y la soledad.

Tran Thi Tuyet Anh, de 70 años y de origen vietnamita residente en Laos, inició este programa en 2020, durante la pandemia de Covid-19. Desde entonces, junto con los fieles de la pagoda Phat Tich, ha mantenido esta cocina voluntaria, llevando personalmente gachas a hospitales y centros de asistencia social en Vientián.

“No es mucho, pero es todo nuestro corazón. Solo deseamos brindar algo de nutrición y calor a quienes lo necesitan”, compartió emocionada.

Cada comida, aunque sencilla, un cuenco de gachas y una caja de leche, es un recordatorio para los pacientes de que no están solos. Bajo la guía del venerable Thich Minh Quang, abad de la pagoda, esta labor se ha mantenido constante a lo largo de los años.

En un acto caritativo de la Embajada de Vietnam en Laos. (Foto: VNA)
En un acto caritativo de la Embajada de Vietnam en Laos. (Foto: VNA)

En una entrevista concedida a corresponsales de la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) en Laos, el venerable expresó que esta es la forma en que los budistas vietnamitas en Laos mantienen vivo el espíritu de solidaridad y las enseñanzas morales del pueblo vietnamita.

Cada comida, desde gachas de vegetales hasta arroz vegetariano y sopas calientes, se prepara con dedicación, cuidado y empatía, adaptándose a la temporada para asegurar nutrición, fácil digestión y adecuación a las necesidades de cada grupo de pacientes.

Ma Thi Kim Cuong, de 60 años, una voluntaria de larga trayectoria, compartió su felicidad al participar en la actividad humanitaria.

En los últimos años, la labor solidaria de la pagoda Phat Tich se ha extendido más allá de Vientián hasta llegar a zonas remotas con poblaciones en dificultad, donde sus modestas entregas actúan como puentes de afecto que fortalecen la amistad especial entre Vietnam y Laos.

VNA
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