La Estrategia se centra además en adaptarse de manera proactiva y efectiva, reducir la vulnerabilidad, las pérdidas y los daños debido al cambio climático, contribuir a la comunidad internacional en la protección del sistema climático; aprovechar las respuestas al cambio climático para transformar los modelos de crecimiento, mejorar la resiliencia y la competitividad de la economía.
De acuerdo con el plan, se debe gestionar eficazmente los recursos hídricos y terrestres, mejorar la calidad ambiental al servicio del desarrollo socioeconómico; mantener una cubierta forestal estable en un 43 por ciento y garantizar la superficie forestal nacional.
Además, resulta necesario asegurar que el 100 por ciento de la población tenga acceso al agua limpia e higiénica, mientras que el 100 por ciento de los hogares en zonas frecuentemente afectadas por desastres naturales cuentan con casas seguras.
En cuanto a la tarea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, para 2030, se fija el objetivo de desarrollar e implementar un plan de acción para rebajar las emisiones de metano en un 30 por ciento en comparación con 2020.
Se debe establecer también un plan para gestionar y eliminar las sustancias que causan efectos de gases de efecto invernadero y las sustancias que agotan la capa de ozono para 2030, alentar a otros emisores, especialmente a los del sector público, a realizar reportes sobre el asunto y reducir las emisiones.