La final se disputó con un formato de 60 minutos más 30 segundos por jugada; en caso de empate, se jugarían partidas rápidas y relámpago. Sin embargo, Lai Ly Huynh logró cerrar el encuentro en la partida estándar, a pesar de jugar con las piezas negras y tener la desventaja de salir segundo, demostrando un nivel táctico y rendimiento superiores.
El duelo entre ambos competidores fue sumamente intenso, tanto en lo técnico como en lo psicológico. Yin Sheng, conocido como el “niño prodigio” del ajedrez chino, no pudo defender su título y aceptó la derrota tras una jugada decisiva de Lai Ly Huynh. Esta victoria marca la primera vez en años que el título más prestigioso en la modalidad estándar no queda en manos de China.
El triunfo de Lai Ly Huynh representa un hito significativo para el ajedrez chino vietnamita, rompiendo la hegemonía que China mantenía en la categoría más emblemática de este deporte mental.
