Con las manos vacías tras su primer partido, el equipo islámico saltó al campo decidido a ganar. En cuanto el balón empezó a rodar, desplegaron un juego abrumador y crearon numerosas ocasiones de gol.
En la segunda mitad, su desempeño fue aún más impresionante. Su dominio puso a los galeses bajo presión, obligándoles a cometer errores de pase consecutivos.
El vuelco del partido se produjo en el 87. Tras revisión del VAR, el colegiado mostró la tarjeta roja al arquero galés Wayne Hennessey por un choque violento con el delantero Mehdi Taremi.
La superioridad numérica comenzó a notarse en el descuento y fue concretada en tantos de Roozbeh Cheshmi en el minuto 90+8 y de Ramin Rezaeian en el 90+11.
Los goles tardíos desataron la euforia de los hinchas iraníes en el estadio de Ahmad Bin Ali y mantuvieron viva la esperanza del equipo de Medio Oriente de llegar más lejos en el torneo.
El restante partido del grupo B, entre Estados Unidos e Inglaterra, se desarrolló con grandes pero incumplidas expectativas de ganar un boleto anticipado a la Ronda de 16.
Disputa por el balón entre jugadores de Estados Unidos e Inglaterra. (Fotografía: Reuters) |
La habilidad y la buena coordinación del trío formado por Harry Kane, Raheem Sterling y Bukayo Saka ayudaron a los ingleses a dominar el juego.
No obstante, el conjunto norteamericano recuperó el balance gracias a jugadores con experiencias en clubes de Europa y mantuvo inmaculado el marcador.
El resultado dejó al grupo B con una definición abierta. A Inglaterra, líder con cuatro puntos, le queda un último duelo fratricida con la vecina Gales, cuya oportunidad casi naufragó. Estados Unidos, con dos puntos, se medirá con Irán, que tiene tres.