El valle de Vang, situado a unos 15 kilómetros del centro de Da Lat; el suburbio de Trai Mat, a 8 kilómetros, y la colina de Cau Dat, a 20 kilómetros, se denominan la capital del caqui por ser hogar de centenares de huertas para el cultivo de esta fruta, e igual número de establecimientos dedicados a su procesamiento.
La mayoría de los árboles del caqui en Da Lat pertenecen a una especie originaria de Japón. Su temporada se extiende desde mediados de septiembre hasta finales de noviembre.
A partir de 2012, productores nipones del caqui desecado al viento y expertos en agricultura de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en Vietnam fueron a esa urbe e enseñaron a más de 100 familias locales el método de procesamiento de la fruta solo al sol y al viento.
Después de la cosecha, los caquis se clasifican y se limpian varias veces.
Pelarlos también requiere ciertas técnicas, para que la corteza sea lo más delgada posible y que no se les caiga el pedículo. Luego, las frutas son lavadas otra vez, antes de pasar dos a tres horas en el horno.
“Para obtener el verdadero sabor del caqui desecado, deben pasar de 20 a 30 días dependiendo del clima, la temperatura y la humedad”, reveló Tran Binh, dueño de un establecimiento activo en el sector.
Tras el breve secado, los caquis se cuelgan por sus pedículos a los cordeles. La distancia entre cada cordel, así como entre los caquis amarrados a un mismo cordel, es de 25 centímetros, a fin de que el viento y la luz solar puedan llegar a todos.
También se ata al cordel una nota con la fecha para ese grupo de caquis, que van a encogerse 15 días después. Durante el proceso de deshidratación, hay que asegurar la higiene dentro del invernadero y evitar la penetración de insectos. Las personas deben tomar medidas de desinfección antes de entrar al sitio.
Para realzar el sabor de los caquis, los productores tienen que “masajearlos” con suavidad.
Según Tran Binh, los caquis preparados con el método nipón tienen un valor económico más alto que los preparados de manera tradicional, y se venden más cuando se acerca el Año Nuevo Lunar.
Por tal razón, se encuentran cada vez más establecimientos dedicados a tal labor. En paralelo, algunos productores ya comenzaron a desarrollar un modelo turístico que permita la visita y experiencia en sus huertas de caquis colgantes.