A lo largo de la ruta hacia la meseta rocosa, los visitantes pueden disfrutar del encanto de los alforfones, que no solo adornan a la carretera, sino también resaltan el paisaje a través de su brote en extensos campos.
El alforfón embellece toda la árida meseta rocosa, añadiendo una belleza soñadora, lírica y gentil al panorama majestuoso, abierto y salvaje de Ha Giang.
Esta planta tiene un vínculo profundo con los lugareños, quienes desde hace mucho tiempo la cultivan como alimentos, verduras y granos para preparar sopa y vino.
El ciclo de vida de esta planta herbácea es de tres a cuatro meses. Se reproduce generalmente por semillas, en septiembre, y florece en los días finales de octubre e inicios de noviembre.
La belleza de las flores de alforfón fascina a amantes de la fotografía, así que ahora muchas personas lo cultivan en función del turismo.
Los lugares favoritos para capturar preciosas imágenes suelen ser los grandes valles de flores con las montañas como fondo.
Cada año, la meseta rocosa de Dong Van cautiva a muchos viajeros, especialmente los jóvenes, con su belleza en el otoño, cuando su majestuoso paisaje se embellece con el radiante color de las flores de alforfón.
Esta planta se cultiva en muchos sitios, especialmente en regiones montañosas con suelo árido como los de las provincias de Cao Bang, Lao Cai, Son La y Yen Bai. No obstante, Ha Giang está considerado el mejor destino para contemplar la belleza de las flores de alforfón, no solo por tener el mayor área de cultivo de esta planta, sino porque las flores crecidas en la meseta rocosa poseen un vibrante color púrpura y rosado.
El recorrido por la meseta rocosa, desde el distrito de Yen Minh a Dong Van, seguido por la comuna de Lung Cu y el distrito de Meo Vac, ofrece a los visitantes numerosos campos, colinas y valles de flores de alforfón.
Lung Cu, junto con el paso de Ma Pi Leng y las comunas de Pho Cao y Sung La, son los sitios de Ha Giang más impresionantes por sus flores de alforfón.
La espléndida hermosura de sus flores permite al alforfón convertirse en la flor simbólica de la magnífica meseta rocosa.