El embajador de Manila en Hanói, Meynardo Los Banos Montealegre, subrayó que para el pueblo filipino compartir la comida no solo es un hábito cotidiano, sino también un componente esencial de su cultura.
Según el diplomático, la gastronomía filipina combina sabores tradicionales autóctonos con influencias asiáticas y occidentales, y emplea técnicas de conservación con vinagre de coco o de caña para mantener los alimentos frescos en un clima cálido.

También dio a conocer que en la cocina filipina son frecuentes los ingredientes que aportan notas ácidas, como el mango, el calamansi, la guayaba, el tomate, el kamias, el batuan y la carambola, equilibrados con el dulzor característico del azúcar de caña. Los postres filipinos también se distinguen por su variedad y, en muchos casos, se sirven como aperitivos o en comidas ligeras, agregó.
Durante el acto inaugural, la chef filipina Geramarie Dianzon ofreció una demostración culinaria preparando sisig, un plato emblemático a base de careta y oreja de cerdo, que ha conquistado los paladares internacionales y ganado popularidad en Londres y otras ciudades.
El festival presentó asimismo una selección de platos representativos, como suam na mais (maíz dulce en caldo de jengibre), humba (manitas de cerdo guisadas en salsa de soja dulce con flor de plátano seca) y kaldereta de ternera (ternera estofada en salsa de tomate con verduras y aceitunas), junto con una variada oferta de especialidades de la cocina callejera.
El festival continuará hasta el 12 de junio en el hotel Sheraton de Hanói. Los visitantes podrán disfrutar de una experiencia culinaria diversa en el espacio bufé del hotel, que ofrece descuentos de entre el 15 y el 30 por ciento a los asistentes y a la comunidad filipina residente en Vietnam.