Narran ancianos locales que antiguamente algunos aldeanos se fueron a aprender el tejido de bambú y ratán en zonas expertas en esa técnica, como las provincias de Ha Tay (luego incorporada a Hanói) y Hung Yen. De vuelta a Trieu Xa, se ganaban la vida con dicho oficio y lo enseñaban a los demás. Los primeros productos se empleaban principalmente en las labores diarias y consistían en cestos, cedazos de pesca o cribas de arroz, entre otros; solo fue más tarde cuando comenzaron a crear artículos de bellas artes.
La artesanía de ratán y bambú ayudó a crear empleos para los habitantes en Trieu Xa, especialmente al final de la temporada de cultivo, y les brindó un fuente de ingreso bastante estable. De esa manera, ha contribuido a la eliminación del hambre y la pobreza y la construcción de la nueva ruralidad en ese pueblo.
A diferencia de otros oficios tradicionales, el tejido con dichas plantas no es algo arduo ni estacional: todo el mundo puede hacerlo e iniciar la producción en cualquier período del año. Durante los días en que no están ocupados en los cultivos, a lo largo de las veredas de la aldea es usual ver a los miembros de las familias reunidos en casa trabajando. Hasta los niños de seis y siete años allí saben tejer y muchos ayudan a sus padres después de la escuela.
Según Ta Duc Trung, un lugareño con años dedicados a la elaboración de utensilios con ratán y bambú, aunque parece sencillo a primera vista, el oficio requiere del artesano una gran diligencia. Así, cada uno tardará entre tres y cinco días en terminar de 15 a 20 productos.
En los últimos años, además de los clientes habituales, a Trieu Xa llegan muchas personas que practican el llamado turismo de aldeas de oficios tradicionales. Con sumo interés aprenden cómo crear un producto de ratán o bambú de bellas artes y compran algunos como souvenir. Nació así la posibilidad de una aldea que se gana el sustento y se desarrolla a partir de la industria sin humo.
Aunque antes numerosas familias en la aldea se dedicaban generación tras generación al tejido con esos materiales, el número de artesanos va decayendo y son en su mayoría personas de mediana y tercera edades y mujeres cuyos ingresos no son regulares. Casi todos los jóvenes se han ido en busca de otros empleos, lo que es una preocupación común de las autoridades locales y los artesanos.
El riesgo de perder la tradición transmitida por los ancestros se debe a la creencia de que esta es una ocupación adicional y no rentable. El surgimiento de empresas y zonas industriales en el territorio está atrayendo a la mayoría de trabajadores jóvenes.
La “deserción” también se debe a la competencia de artículos semejantes de fabricación industrial y la escasez de materiales debido a que tierras donde en otros tiempos abundaba el bambú ahora se destinan a construir viviendas y fábricas.
Con el objetivo de conservar y desarrollar la aldea de tejido de ratán y bambú de Trieu Xa, las autoridades locales coordinan con los pobladores la búsqueda de soluciones, la movilización de fondos y la ampliación de mercados en otras provincias y ciudades del país. Próximamente se abrirán clases de formación vocacional en aras de mejorar la calidad y el diseño de los productos.
Se espera que, con el orgullo sobre su oficio tradicional y la atención por parte de las instituciones estatales competentes, la aldea de Trieu Xa no solo se mantenga firme ante los cambios engendrados por el mecanismo de mercado, sino que sus creaciones sean cada vez más conocidas en todo Vietnam.